Con palazos, gases y balas de goma, la Policía Bonaerense atacó a trabajadores de las líneas Este y 520 que mantenían una protesta por despidos. Hubo 27 detenidos y varios hospitalizados. Testimonio de uno los choferes heridos.
“Nosotros estábamos con la retención de tareas cuando nos enteramos de que venían a reprimir y a desalojar el predio. La Policía Bonaerense llegó y dijeron que no era un desalojo, sino una abertura de entrada y salida. Pero arrancaron a reprimir sin preguntar nada. Entraron por un costado, y aparecieron por atrás. Empezaron a pegar, a tirar”, describe Ezequiel Carone, uno de los más afectados por la represión: “Me dispararon a un metro de distancia, tan cerca que tengo dos perdigones incrustados en el pie que no me los pueden sacar. Van a tener que operarme porque tengo comprometidos tibia y peroné”.
A Ezequiel, además de cuatro balazos de goma, lo golpearon. Como a muchos de sus compañeros, 27 de los cuales también fueron detenidos. Además, les iniciaron una causa. Los trabajadores de las líneas Este y 520 del Expreso La Plata vienen reclamando por la reincorporación de 30 despedidos, por decenas de suspensiones injustificadas y por la apertura de una mesa de elecciones para delegados, que no tienen representación porque también la UTA (Unión de Tranviarios Automotor) los dejó en banda. Tras la represión, continúan en la puerta de su lugar de trabajo, en Ruta 11 y calle 609, impidiendo la salida de los colectivos de su línea, no así del resto de los transportes y automóviles particulares.
El empresario Osmar Corbelli, además de estas líneas, es propietario de la 202, 214, 273, 290, 411, 418, 518, 520, Norte y Sur. El monopolio que tiene en la ciudad de las diagonales fue posible por el apoyo del intendente Julio Garro y el Concejo Deliberante que aprobó el traspaso de varias de esas líneas a manos de Corbelli.
Mientras la UTA se ausentó a la audiencia en el Ministerio de Trabajo, los empleados siguen reclamando sin éxito la reincorporación y resisten el abuso de autoridad de las Fuerzas de Seguridad y de la empresa, que “hace trabajar más horas de las ocho reglamentarias, sin pagar extras y con los feriados en negro”.
“Hay una persecución muy grande desde que se dio el cambio de firma. Desde marzo hasta acá hubo 30 despidos y muchas sanciones injustas. Nos decían que íbamos a estar mejor, y estamos peor que nunca. Empezamos la medida de fuerza porque muchos compañeros estaban cansados de ser más manoseados por empresarios. Encima la UTA nunca se hizo presente en el Ministerio, que sigue sin pronunciarse. Y para colmo, ahora nos reprimen”, expresó a Cítrica Ezequiel Carone.

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