Dina Sánchez: "A mí me salvaron la militancia y mis compañeras"
por Revista Cítrica03 de octubre de 2025
La secretaria adjunta de la UTEP fue entrevistada en "No es por ahí", el stream de Cítrica en Posdata. Desde su experiencia como migrante y trabajadora de la economía popular, habló del rol de las organizaciones, el estigma y la vida en los barrios populares, cómo permean los discursos de odio y la importancia de construir una alternativa desde abajo para cuando se vaya Milei.
Desde una perspectiva vivencial y política, Dina Sánchez, secretaria adjunta de la UTEP, "trabajadora de economía popular y migrante" –como se autodefine– compartió su historia personal como peruana migrante y activista en Argentina. Lo hizo en "No es por ahí", el stream de Cítrica en el canal de Youtube Posdata, donde también abordó múltiples dimensiones de su visión política sobre el presente.
Dino describió a su sector como un universo en expansión por el modelo económico y social del gobierno de Javier Milei: "Estamos frente a un contexto que golpea fuertemente no sólo a los sectores más populares o a la economía popular o a la economía informal, sino incluso a la clase trabajadora asalariada también. Entonces, hoy la rama de trabajadores y trabajadoras del espacio público ha crecido muchísimo. Hicimos una lucha que tiene que ver con reconocer que trabajar en la calle en primer lugar no es delito, es un derecho y mucho más frente a un contexto donde hay más pobreza, donde hay más indigencia, donde incluso la clase trabajadora asalariada no llega a fin de mes y que tiene que generar otro ingreso haciendo changas sacando el auto, sacando la moto, sacando la bici, haciendo lo que sea para generar otro ingreso, para poder garantizar cosas tan mínimas como es el alquiler, los servicios, una comida diaria en las casas".
Trabajo, dignidad y derechos: el debate por las políticas sociales
Durante el diálogo, Dina Sánchez expresó sobre la llamada economía informal: "Eso es trabajo, si el trabajador que está arriba del camión trabajando para una empresa privada es trabajador, ¿por qué nosotras no somos trabajadoras?". Criticó la forma en que los gobiernos tercerizan tareas esenciales mientras pagan salarios precarios y no reconocen derechos laborales de miles de personas que cumplen funciones fundamentales en sus barrios. "Se hicieron muchos trabajos importantísimos, pues si no pareciera que nosotros en los barrios populares o en la villa, no tenemos derecho a tener cloaca, no tenemos derecho a tener una vereda, no tenemos derecho a tener un tendido eléctrico, una conexión de agua".
Y puntualizó en la violencia que reciben quienes trabajan en la calle: "Hay un avasallamiento muy fuerte. A la rama cartonera le quitan los carritos, le ponen multa, a los trabajadores de la venta ambulante les sacan la mercadería y eso significa quedarse en la nada absoluta. Hubo situaciones bastante graves. Por ejemplo, un micro, hace un par de años, atropelló a una vendedora ambulante, que cuando vio que la policía le iba a quitar su mercadería, levantó la manta con sus medias, salió a correr sin ni siquiera darse cuenta que estaba pasando una calle con un semáforo en rojo y fue atropellada y murió. Así te puedo contar miles de situaciones".
El rol de la lucha colectiva frente a la pobreza estructural
Sánchez defendió la legitimidad de la protesta social y de las metodologías utilizadas históricamente por los sectores populares para conseguir derechos. "A veces el pueblo argentino se olvida de que los derechos para incluso la clase trabajadora asalariada han sido conquistados con diferentes formas de luchar, tomando las fábricas". Y remarcó que las organizaciones populares no solo protestan, sino que presentan propuestas, construyen políticas y generan respuestas ante emergencias estructurales. "Yo siento que los pobres estamos ya con el cuero curtido. Como que sabemos que frente a esto nos reorganizamos, vemos como hacemos stock de comida, vemos la manera. Somos un sector, sobre todo las mujeres, las diversidades que estamos siempre poniendo la cuerpa, frente a este contexto, ¿no? Siempre en los peores momentos que atraviesa el país, siempre las mujeres estamos en la primera línea de batalla, ¿no? Entonces, así te puedo hablar. Todas nosotras hoy como trabajadoras de la economía popular estamos agotadisimas, pero creemos siempre que hay otro, otra, otre peor que nosotras. Entonces, estamos ahí bancando. Y bancando significa ver cómo hacemos malabares para sostener los comedores y los merenderos. A pesar de que este gobierno no entrega un kilo de arroz, a pesar de que la justicia ya investigó y ese discurso de los comedores fantasma no existen, era totalmente falso. Pero así estamos. Estamos haciendo festivales para juntar donaciones de alimentos. Cocineras que no tienen ni siquiera un salario garantizado, pero bancan como siempre”.
Conocedora de los matices de cada rubro, la secretaria adjunta de la UTEP explicó por qué la política económica y social de Milei erosionan la calidad de vida y el bienestar de la clase trabajadora: “Frente a un contexto donde el gobierno nacional abrió las importaciones, en la UTEP tenemos ramas que están siendo golpeadas: la cartonera, la textil, la producción de alimentos. Después, en la rama ambulante también pero porque hay una persecución sistemática. ¿Por qué? Porque hay muchos migrantes. El ensañamiento y el odio se ven expresados con mucha más fuerza. Pero frente a eso, la verdad que nosotros, nosotras sobre todo y nosotres estamos reorganizándonos, viendo cómo bancamos, porque creemos que hoy la clase trabajadora en su conjunto, sea asalariada, sea no asalariada, sea informal o en Economía Popular, estamos atravesando un momento difícil, pero creo también que en momentos difíciles es cuando brota mucho más la solidaridad".
Migración, discriminación y estigmas
La referenta social contó también sobre su experiencia como migrante peruana en Argentina. "Mi madre migra en los 90 por un tema económico: se separa de mi padre violento, se va del país, se viene para acá, un país que no conocía."
Recordó momentos difíciles atravesados en Argentina y el rol que cumplieron sus compañeras de organización: "El momento más duro que yo atravesé en la Argentina fue enterrar un hijo. No podía ni siquiera venir mi familia porque no tenían ni para el pasaje. A mí me salvó la organización, la organización comunitaria, me salvó el territorio, me salvaron mis compañeras y me sostienen hoy mis compañeras". Aunque también tiene lindos recuerdos de los primeros años aquí: "Yo crecí con padres vendedores ambulantes y para mí fue la mejor época. Aparte de trabajar desde muy chica en la venta ambulante, porque mi mamá vendía comida y a la tarde hacía postrecitos, entonces nos hacían una fuente y yo salía a las paradas de los colectivos a vender mazamorra. Y los fines de semana ayudándole a mi mamá a lavar los platos. Pero también hubo un momento donde yo cuando tuve cuando tuve mi primer hijo, a los 18 años, bueno, a los 19 años me quedé sola, y me acuerdo en Tigre, compraba las cajas de Alfajores Jorgito y me iba a las paradas en Tigre y vendía. Y fue la mejor época porque vender en la calle significaba el contacto directo siempre con las personas. Y me acuerdo que vendía, cuando se ponía el semáforo en rojo, con Nahuel, mi hijo, el mayor, de la mano, yo pasaba con la cajita y Nahuel me agarraba de acá o lo dejaba sentadito en la vereda. Pero después al mediodía nos juntábamos todas las vendedoras ambulantes desde las distintas paradas. Eso fue entre el 98 y 2000".
Sobre la estigmatización hacia migrantes de ciertos países y cómo se utilizan discursos discriminatorios desde los medios y ciertos sectores de la política, Sánchez dice: "Muchas veces el discurso es ‘váyanse a su país’. Cuando digo que soy de Perú, primero me mandan a mi país siempre".
Medios, política y construcción del enemigo
En un pasaje clave del intercambio, Dina abordó el tratamiento mediático sobre hechos de violencia que involucran a sectores populares y personas migrantes. "Cuando hablan de, por ejemplo, el caso de Lara, Brenda y Morena, marcan mucho esto de Zavaleta, 1-11-14, 21-24 y al mismo tiempo peruano." Por eso cuestionó cómo ciertos discursos focalizan en el origen de las personas o el territorio que habitan, sin atender las condiciones estructurales que generan exclusión. También reflexionó sobre los migrantes que reciben un trato diferenciado en función de sus vínculos con el poder político. "Fíjate que cuando demonizan migrantes no nombran a los venezolanos porque venezolanos votan acá en CABA a Adorni, por ejemplo."
"Yo llego a la política como muchas de nosotras tocando la puerta de un comedor porque después de vender alfajores conseguí un trabajo en relación de dependencia, fui cajera en Walmart muchos años y después, bueno, me echaron, sin saber si yo era madre, si tenía dos pibes y llegué tocando la puerta de un comedor por la necesidad de garantizar la comida en la boca. Y cuando llegué, arranqué siendo cocinera en un comedor. Me acuerdo que después trabajé haciendo veredas limpias, ¿no? Trabajaba limpiando las cloacas en La Boca en un barrio muy popular y donde en los conventillos donde siempre hay incendios, desalojo, los incendios generados muchas veces por el negocio inmobiliario. Entonces trabajé en eso, trabajé en el polo textil, trabajé recolectando basura en la Villa 21. La realidad es que atravesé todas las ramas y hoy estoy claramente en un rol en el que soy la secretaria general adjunta. Y hoy tengo que recorrer todas las ramas”.
América Latina y lo que viene
Dina finalizó con una crítica a los liderazgos políticos de la región y a la famosa disputa por el sentido: "Nos han hecho creer también mucho en América Latina todo esto, ¿no? De que vengan los rubios, ¿no? De ojitos azules, a gobernarnos, a pensar en nosotros, porque el discurso es, 'No, pero como ya tienen plata, no van a robar.' Son chorros con saco y corbata y la justicia los abraza. Roban más que los que no son rubios".
Por todo esto, Dina hizo especial hincapié en la necesidad de construir medios propios que representen las voces de los barrios populares y los movimientos sociales: "Tenemos que empezar también a tener espacios donde se puedan hablar estas cuestiones, donde se conozca también y no que venga un TN, una La Nación a decirte esto, esto, esto”.
Por último, reivindicó la organización y el rol que tiene y va a tener la economía popular para la construcción de una alternativa de poder en un futuro cercano: “Creemos que la política es una herramienta para transformar la vida y garantizar derechos. Creemos que quienes hacen política, si esos lugares los ocupan solamente por sacarse la fotito y solamente ocupar lugares, no sirve. Por eso entendemos que la UTEP es la herramienta sindical que nos va a permitir crecer. No necesariamente tenés que estar en una organización, pero sí me parece fundamental que la UTEP sea el sindicato que pueda pelear y garantizar esos derechos. Hay una crueldad que se sigue expresando con mucha fuerza y creo que la UTEP tiene que ponerse a la cabeza de esas luchas para poder garantizar que las compañeras salgan a la calle, se regularice el trabajo en espacio público, y ahí la UTEP tiene un rol fundamental, que es ir a buscar esa mesa de diálogo. Pero, ¿quiénes tienen que estar en esa mesa? Tienen que ser los trabajadores y trabajadoras del espacio público. Ocupar lugares para que se redacten políticas públicas, pero que lleguen realmente, porque yo me he cansado de escuchar de políticas públicas que después no llegan realmente a donde tienen que llegar.
Entonces yo digo ya basta de parche porque en algún momento el parche termina explotando y no termina resolviendo. Nosotros tenemos que discutir política. Yo no quiero dejar de hacer o dejar de militar un proyecto del que estoy convencida, que es la salida. Creo que hoy más que nunca se necesita que esa militancia se ponga a la cabeza. Y ponerse a la cabeza es que compañeras, compañeros, compañeres, luchemos de manera conjunta, dejemos de mirarnos el ombligo y empecemos de verdad a acompañar la lucha, pero también en ese proceso ir viendo qué carajo vamos a hacer, cómo vamos a abordar cuando este gobierno se vaya, porque yo estoy convencida que este gobierno tiene el boleto picado".

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