El cine como resistencia

por Pablo Bruetman
20 de julio de 2017

Cuatro personas trans en las afueras de Sao Paulo cuentan sus historias de marginalización y exclusión. Pero también de resistencia y superación. Ambientada en una ciudad de Brasil, Meu Corpo é Político nos habla de las estigmatizaciones hacia el colectivo trans en toda Latinoamérica.

“Yo soy una bicha, negra, favelera, y es eso lo que da fuerza para luchar y conquistar el mundo”, canta Linn da Quebrada en una de sus canciones. Es una de las potentes escenas de Meu Corpo é Político, película que refleja la transexualidad, sumada a la negritud y a la pobreza en las afueras de Sao Paulo. Su directora, Alice Riffna, quiso narrar historias de marginalidad: un hombre trans, una mujer trans, una travesti y una persona no binaria que luchan por cambiar el orden de las cosas.

Alice asegura que todas las decisiones conceptuales de la película fueron hechas con el objetivo de poner a los cuatro personajes en la ciudad misma, ocupando los espacios cotidianos, para que el público pase un rato por el universo y las sensaciones de esas personas a través del filme. “Compartamos una hora de la vida con ellos y ellas, esa es la idea. Además, como realizadora, quise poner en la gran pantalla la idea de construir nuevas narrativas.”, dice Alice.

“Creo que el cine es una resistencia. Con el cine todos construimos imágenes, y las imágenes son políticas, y las narrativas también. Porque estamos construyendo el imaginario de pueblos y personas. Para mí, esta película es una resistencia porque construye otro tipo de narrativa, otras historias, que no son muy vistas en el cine”.

El film tuvo el respaldo de un fondo de financiamiento público destinado a proyectos audiovisuales, que por supuesto con el gobierno de Temer va camino a desaparecer. Este concurso ya tenía temáticas asignadas, y los directores y productores se organizaron para presentar propuestas sobre aquellos temas. Y uno de ellos era discutir el género, para un público joven, a partir de un colectivo. Así surgió la idea de Meu Corpo é Político: mostrar negros y negras estudiando, trabajando y construyendo discursos y militancias. Comenzaron a pensar el cuerpo trans por fuera de la marginalización, más pensado como una potencia. La idea es comprender quiénes son y ocupar todos los espacios.

Linn está en un proyecto de teatro en el barrio a donde vive, Paula es directora de una escuela primaria. Fernando trabaja en el centro de la ciudad y Giu se mueve más por otros lugares. “En general las personas trans se ven obligadas a irse de su casa, se alejan de sus familias. Se van a otros países para poder ser quienes son. Y por eso fuimos a buscar personas que estuviesen viviendo en el barrio donde nacieron y a filmar de día”.

Para el productor Heverton Lima es importante dar la discusión en el seno de la sociedad brasileña porque “el hecho de repensar la idea de que las situaciones que marginan a las personas, en verdad son una potencia para cambiar la realidad social es un pensamiento interesante y revolucionario”.

Como pasa en la mayoría de las grandes ciudad de Latinoamérica, la sociedad brasileña no siempre está preparada para la diversidad. Y muchas veces, la respuesta de esa sociedad patriarcal es la violencia verbal o física. En una escena Giu se arregla para salir a la calle. Eso es un rito en ella, como también un acto de coraje. Cuando ella sale a la calle se expone a la mirada inquisidora de una sociedad machista, como la de Sao Paulo. “Ocurre muchas veces en Brasil, el hecho de tener noticias de personas trans que mueren debido a ataques de transfobia”, asegura Heverton.

En Brasil, la raza negra carece de formación académica y ser negro está asociado a la pobreza y a la baja escolaridad. Herverton afirma que el racismo es gigantesco. “Es un tema tocado en el filme. Estamos hablando de transexualidad y cuestión negra juntas. Mostrar negros y negras estudiando, trabajando y construyendo discursos y militancias es muy importante. En la televisión brasileña los negros son representados como ladrones o empleados. Casi nunca son protagonistas. Siempre aparecen con una imagen negativa, y esto precisa ser combatido”.

Para Alice, tenemos que “luchar para que haya inclusión; esta es una película que en verdad no tiene fin. Aunque yo en un momento haya parado de filmar, la lucha no se termina. Es una construcción, de la cual también deben participar las personas cisgéneras. Es una lucha diaria que permanece”.

Heverton coincide: “La lucha por el reconocimiento de su identidad es una lucha permanente en ellas, tanto por la demora de la burocracia para que sean reconocidas por el Estado, o por la permanente lucha de ser reconocidas por su identidad de género. En el filme, por ejemplo, el personaje de Fernando (hombre trans) dice que no va a ir al ginecólogo porque se trata de una situación muy incómoda para él. Porque su cuerpo masculino está allí, en la fila de espera con otras mujeres cisgénero. Y esta situación es recurrente en el cotidiano de las personas trans”.

Una de las escenas más fuertes de la película es cuando Fernando insiste para que el Estado le dé los documentos de identidad y les dice: "Nací en una favela, y la única cosa que tenemos ahí es nuestro nombre”.

Y el tratamiento mediático en la tv abierta brasileña alimenta la estigmatización y la violencia hacia ese colectivo. Como coinciden los realizadores del film,  hay muchos programas sensacionalistas, policiales, de crímenes y muertes por violencia. “En la mayoría de los programas, no sólo se muestra a los y las trans unidos a la violencia, sino que además hay programas de humor en los que se hacen chistes sobre trans u homosexualidad. La tv abierta es muy machista y con preconceptos. Sé que hay una novela en O Globo, en la que hay un personaje que es un hombre trans, y quien hace este personaje es una mujer cisgénero. ¿Por qué no pusieron a un hombre trans real para actuar ese papel?  No sé cuántos periodistas trans trabajan en la tv brasileña, por ejemplo. No hay espacios para ellos y ellas”, cuenta Alice.

La vida trans se visibiliza desde su costado más oscuro y negativo, relacionado a la violencia y a la prostitución. Y sin embargo hay mucha luz al interior de ese mundo. Meu Corpo é Político se resiste a mostrarlas como víctimas. Son heroínxs de sus propias historias, ocupadxs en las luchas por sus derechos.

 

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