“Vamos a resistir al avance de las empresas extractivistas”

por Estefanía Santoro
Fotos: Denali DeGraf
02 de junio de 2023

Soledad Cayunao, defensora mapuche, denuncia la privatización de las nacientes del Río Chubut. Empresas nacionales y extranjeras, en complicidad con el gobierno provincial, pretenden adueñarse de un territorio que el Estado debería proteger.

Soledad Cayunao -mujer mapuche de 38 años, de voz pausada y apacible- inició un reclamo territorial en Arroyo Las Minas, Alto Río Chubut, hace dos años, pero su lucha viene de mucho antes. Quizás desde sus 12 años -cuando debió abandonar el Alto Chubut con su familia, o incluso mucho antes, cuando sus abuelos sufrían la persecución y el hostigamiento de las fuerzas del Estado:  “Crecí escuchando el relato de mi abuela que solía contar que la policía los metía presos para alambrar los campos y los liberaban cuando ya estaba todo el campo cerrado”. El reclamo de Soledad es ancestral. "Nos quitaron toda posibilidad de subsistencia y nos era imposible seguir viviendo ahí", recuerda.

El Alto Río Chubut está ubicado entre Bariloche y El Bolsón, es una zona de montañas y bosques de lenga milenaria, donde se encuentran las nacientes de ríos y arroyos que proveen de agua pura a las poblaciones de la zona. Allí son varias las comunidades mapuche que desde hace casi 30 años resisten contra el avance de empresas extranjeras que pretenden privatizar tierras comunitarias. 

 "Crecí en un lugar donde fui consciente del despojo territorial que sufrió mi familia, crecí escuchando el relato de mi abuela que solía contar que la policía los metía presos para alambrar los campos y los largaban cuando ya estaba todo el campo cerrado. La mayoría de los pobladores terminaron siendo empleados a la fuerza, al revés de lo que es ahora, se quedaban con el territorio y los hacían trabajar para ellxs. Así eran los despojos territoriales", dice Soledad. 

En esa época la resistencia para resguardar los territorios era impensada porque también era impensado para las comunidades que alguien tendría la idea de quedarse con su espacio. Soledad cuenta que en una audiencia a la que asistió por las denuncias que realizó tuvo que soportar que los fiscales le digan "tu abuela no se quejó", en referencia al despojo territorial. "Mi gente es muy tranquila y más lo era en esa época, callada, de buen corazón, con la mente sana, tengo recuerdos de que mi mamá era sí. Cuando llegaba gente desconocida de la ciudad a sus casas, cariñosamente le invitaban hasta lo que no tenían porque la maldad no pasa por nuestras cabezas. Yo me crié con eso, pero esas personas se aprovecharon".

La resistencia activa tiene sus consecuencias: Soledad fue amenazada de muerte y a principio de año Andrés Saint Antonin, capataz del equipo encargado de alambrar el territorio, le tiró un caballo encima y de milagro solo sufrió lesiones leves. 

"La policía los metía presos para alambrar los campos y los liberaban cuando ya estaba todo el campo cerrado"

-¿Cuándo decidiste volver al territorio?

-Como mapuche tenemos llamados, el propio territorio nos llama y nos damos cuenta cuando empezamos a sentir malestar o tener enfermedades emocionales como depresión. Todo el tiempo se me venía la imagen del territorio y cada vez más cuando estas empresas extranjeras empezaron a avanzar. Me enfermé, tuve depresión, no podía seguir, por más que vivía en el pueblo y tenía todas las comodidades, no era feliz, no estaba bien, no tenía mi conciencia tranquila sabiendo que estaba pasando todo eso. Tenía que responder como mapuche.

-¿Cuál fue esa primera respuesta que diste frente a ese llamado?

-Le dije a mi compañero que no aguantaba más y que me iba a mi lugar con mis hijos porque estaban alambrando las nacientes y todo lo que me pasaba era por esa situación. Él llegaba y me veía siempre triste, deprimida, llorando, como si me hubiera pasado algo feo y un día me dijo 'voy a renunciar al trabajo, pero quiero que seas consciente que no vamos a tener más sueldo'. Le dije que me iba a ir con los chicos con él sin o sin él porque era algo muy fuerte. En ese momento teníamos dos camionetas viejitas y en noviembre del 2021 cargamos todas las cosas que pudimos y nos fuimos.

-¿A dónde fueron?

-Fuimos directamente al lugar del conflicto, el mismo lugar donde de chiquita siempre me sentí muy a gusto y tranquila. Si bien no había nada, solo puro bosque, era mi lugarcito en el mundo. Hicimos un campamento en un lugar boscoso donde estuvimos cinco meses viviendo en carpa a la orilla de un fogón y mientras construimos la casita. Día por medio subíamos a la cima al lugar del conflicto al que se puede acceder con tres horas de caminata. Cuando llegamos nos encontramos con que estaba todo el alambre distribuido para cerrar las nacientes de las lagunas. Ahí me agarró una desesperación y mi pareja me dijo 'ahora entiendo lo que me decías' y le respondí, esto no puede pasar acá.

-¿Qué opina el resto de tu familia sobre la decisión que tomaste de ir a defender el territorio? 

-Cuando se lo dije a mis hermanos se rieron de una forma burlona, por suerte no me afectó porque yo sé la historia del pueblo mapuche, sé lo que pasaron, sé lo que es el racismo, sé que mis abuelos tuvieron que callarse y dejar de hablar su idioma porque los hacían arrodillar en sal. Me dio tristeza pero no los juzgo, confío en lo que me llama porque cada vez más gente de la nuestra está recuperando su espiritualidad y esa conexión con la tierra, pero hay otro sector que está atravesado por el mundo winka que no confía. Me han dicho que estaba loca por abandonar todo pero haciendo esto recuperé mi salud, mi vida y tengo mucho todavía para sanar con el territorio. Yo no podría sanar sola si el territorio no sana y por eso es mi lucha del día a día, estoy sanando junto con el territorio que reivindico. Este lugar estaba en manos de una cooperativa que hizo forestaciones de pino y destrozó el ambiente, secó vertientes y lagunas. Estamos volviendo a plantar vegetación nativa que había en el lugar y es un trabajo en conjunto, si sana la tierra sano yo también.

 

Mi gente es muy tranquila y más lo era en esa época, callada, de buen corazón, con la mente sana, tengo recuerdos de que mi mamá era sí.

-¿Cómo es tu día a día? 

-En el territorio no tenemos tiempo de aburrirnos, si bien no hay internet, ni luz, ni señal de teléfono, estamos en contacto con la tierra. Hay mucho trabajo por hacer, en cada estación tenés un trabajo diferente, te vas acomodando al clima, vas prestando atención al pronóstico, mirando la luna para saber si es tiempo de sembrar una planta o hacer un plantín. Nuestro conocimiento es todo en la tierra.

-¿Cómo subsisten?

-Nosotros los mapuches tenemos el conocimiento para subsistir y estar bien económicamente pero el problema es que como los territorios fueron despojados nos quitaron la posibilidad de poner en práctica lo que sabemos y proyectar nuestra vida como  lo sabemos hacer. Estamos atravesados por las injusticias, los atropellos, el despojo forzado, la contaminación de los territorios y eso nos lleva a estar mal económicamente, pero no es porque nosotros no sepamos tener un desarrollo económico saludable o rico como podría ser un buen vivir. Nosotros sabemos producir los alimentos, pero estar en resistencia nos impide proyectarnos económicamente. 

 

-¿Cómo son las guardias?

-Las guardias duran 24 horas y nos turnamos para dormir. Este verano recién estuvimos acompañados por gente de la Comarca, Buenos Aires, Mendoza, Trelew, Rawson, El Bolsón. Se quedaban dos o tres días y se iban turnando, pero nosotros estábamos permanentemente y cada uno traía sus cosas. Hace 20 días bajamos a El Bolsón justamente para ver un abogado y cuando volvimos nos habían robado todo y desarmaron el puesto ancestral. Nos arrancaron un cartel que habíamos puesto que decía ‘territorio mapuche’, pusieron otros que decían ‘propiedad privada, prohibido el paso’ y llenaron de cámaras de vigilancia en el medio de la cordillera. Los que hicieron eso son empleados de Hugo Alberto Barabucci (empresario santafesino dedicado a los negocios vinculados con el polo), pero además en esa zona hay empresas extranjeras de Qatar y Emiratos Árabes que de forma estratégica van cambiando de nombre de dueño y no se sabe actualmente cuál es el que está allí. Por ahí también pasó Nicolás Van Ditmar (el encargado del lago escondido y mano derecha de Joe Lewis en Argentina). Andrés San Atonin quien dice ser el encargado de la estancia de Alto Río Chubut - aunque nosotros no reconocemos esa estancia porque es un territorio despojado - es el que me tiró el caballo hace pocos días cuando no lo dejé pasar al territorio. 

- ¿Van a seguir en el territorio?

-El pueblo mapuche se acomoda al clima, cuando llega el invierno no debemos estar allá arriba porque la tierra, la montaña necesita el descanso para que justamente el viento y la nieve puedan hacer su trabajo de limpieza de la naturaleza. Nosotros bajamos a la zona más cálida que son las las orillas más bajas. Solo vamos al territorio una vez a la semana con una caminata de seis horas.

 

-¿Hicieron algún tipo de denuncia judicial?

-Si, cada reclamo lo denunciamos en la fiscalía de El Bolsón pero siempre archivan o desestiman nuestras denuncias porque dicen que ese territorio está en conflicto y hay denuncias entrecruzadas. 

 

-¿Qué pasaría si terminan de alambrar el territorio y se instalan estas empresas?

-Lo que pasaría es que destruirían tres lagunas que son como el útero que mantiene al Río Chubut, se podrían llegar a secar y corremos el riesgo que no corra más el Río Chubut.

 

- ¿Alguien del Estado intervino?

-El Estado es cómplice de lo que está pasando, ese lugar ya está en manos de esta gente capitalista y tienen muchos intereses por la riqueza que hay. Hay una mina de plomo, de hecho, la entrada al paraje se llama Arroyo Las Minas y están las nacientes del Río Chubut. El Estado lo que hizo fue cerrar la escuela a la que mis hijos podrían ir, también cerró la salita de primeros auxilios, no acomodan los caminos, hacen un trabajo silencioso y cierran todas las vías para que nos vayamos al pueblo y dejemos esos lugares libres para que estas empresas hagan y deshagan como quieren. Nosotros somos una piedra en el zapato para esta gente, somos la cara visible que dice ‘no vamos a dejar que pasen estas cosas’ y así también nos cierran las puertas en los municipios, nos ven como una amenaza para esos sectores.

-¿Tienen pensado alguna estrategia para cuando vuelvan al territorio?

-Nosotros vamos a seguir resistiendo, poniendo el cuerpo y denunciando para frenar el avance de estas empresas. Si le pasa algo a la fuerza de la naturaleza le va a pasar algo a nuestra salud también porque estamos conectados, como decía antes, nos enfermamos cuando no respondemos o está pasando algo fuerte en el territorio. Yo creo que lo que nos pasa a nosotros le pasa a toda la sociedad pero no lo saben, si bebés agua contaminada, te enfermas. El ser humano se tiene que dar cuenta que está conectado con la tierra, si la tierra está sana, nosotros estamos sanos. Si me preguntan cuándo va a terminar esta resistencia de los Cayunao yo diría que va a seguir mientras mis hijos tengan conciencia porque es algo que lo traernos en nuestra sangre y en nuestra forma de ser como mapuche.

 

Aquellas personas que quieren apoyar la lucha de la lof Cayunao, pueden realizar aportes solidarios para costear los gastos de su sustento diario como alimento, combustible para su vehículo, herramientas y gastos de representación jurídica competente para afrontar las causas judiciales: CBU: 0110246030024602382501 - ALIAS: PUMA.SALERO.BONETE

 

 

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