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Concentración por la ley de reparación travesti trans

por Revista Cítrica
Fotos: Rodrigo Ruiz
27 de mayo de 2025

Cientos de personas se congregaron en Plaza de Mayo para exigir la sanción de una ley que reconozca y repare el daño sistemático y la violencia estatal que ha sufrido la comunidad travesti trans durante la última dictadura militar y en la vuelta a la democracia.

La Plaza de Mayo se tiñó de los colores de la bandera trans en una jornada histórica. La movilización, que reunió a activistas, organizaciones de derechos humanos y a un gran número de la sociedad civil, tuvo un único objetivo: la sanción de una ley de reparación para las personas travestis y trans adultas mayores. La iniciativa busca saldar una deuda histórica del Estado, reconociendo la persecución sistemática, la violencia institucional, los crímenes de odio, y la marginación que han marcado la vida de esta comunidad durante décadas.

Las historias que se escucharon en la Plaza fueron conmovedoras y dolorosas. Voces de las más grandes, de aquellas que sufrieron la clandestinidad, los operativos policiales, el hostigamiento constante y la falta de acceso a derechos básicos como la salud, la educación y el trabajo. Muchas de ellas contaron cómo fueron encarceladas solo por ser quienes son, cómo se les negó la posibilidad de tener una identidad y cómo la sociedad les dio la espalda. La ley de reparación busca brindar una pensión vitalicia, acceso a una obra social, y asistencia integral para quienes hoy, en su vejez, se encuentran en una situación de extrema vulnerabilidad.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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El Estado argentino, a través de sus diversas instituciones, fue cómplice y ejecutor de un sistema de violencia y exclusión. La represión policial bajo los edictos de “moralidad” y “malos hábitos” fue una herramienta de persecución constante que llevó a la cárcel a miles de personas travestis y trans. La ley de identidad de género de 2012 significó un avance fundamental, pero no borra el pasado. Esta nueva ley se presenta como un paso necesario para sanar esas heridas y reconocer que el Estado falló. No se trata solo de un resarcimiento económico, sino de un acto de justicia y de un reconocimiento simbólico que dignifique sus vidas.

La movilización de hoy es el punto culminante de un largo proceso de lucha y de visibilización. Las pioneras, las que abrieron el camino con su valentía, son la razón de ser de este proyecto. Sus cuerpos, marcados por la violencia y el olvido, son el testimonio vivo de una historia que no debe repetirse. El reclamo es claro y contundente: no puede haber una democracia plena sin justicia para las personas travestis y trans. La sociedad tiene la oportunidad de abrazar a esta comunidad y de ser parte de un cambio que honre la memoria de quienes ya no están, y brinde un presente y futuro digno a las sobrevivientes.