San Juan se queda sin agua por la crisis climática y la megaminería

por Iván Marín
06 de febrero de 2024

Mientras el lobby minero se impone en el Congreso en la votación de la Ley Ómnibus, un emprendimiento superior al de Veladero está próximo a su explotación en cordillera, la zona con mayor sismicidad del país. En el este, otro proyecto amenaza a la única parte del territorio que permaneció relativamente alejada de la minería a gran escala. ¿Quiénes están detrás de este tsunami megaminero? Por primera vez en la provincia, varios pueblos se organizan con antelación a la instalación de un proyecto.

Cualquier análisis que se haga sobre la crisis hídrica que vive la provincia de San Juan debe enmarcarse en un plano más general, es decir como una de las tantas consecuencias del llamado cambio climático a nivel mundial. Tener presente este punto de partida es fundamental para entender el peligro actual –y potencial– que implican los proyectos megamineros en curso y, sobre todo, los próximos a explotarse, en una coyuntura política atravesada por las facilidades que el DNU y la Ley Ómnibus impulsadas por el presidente Javier Milei vienen a darles a las mineras

Ana Paula Forte, geóloga, glacióloga e investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), proveniente de la localidad sanjuanina de Jáchal, se refiere a la crisis hídrica provincial: “Aproximadamente desde el año 2010 empezó una época de sequía, disminución de las precipitaciones en la zona de cordillera que terminaron afectando los caudales de los ríos que nutren los valles donde vive la mayor parte de la población”. Agrega que “luego empezaron a disminuir las napas freáticas, y a esto ya se lo denominó una sequía hidrogeológica. Eso afectó a muchos ecosistemas, entonces también está la definición de sequía ecológica y, finalmente, terminó en una sequía económica afectando a la agricultura y a un montón de actividades que se realizan en el valle. Por lo que en la provincia de San Juan en el año 2012 se declaró la emergencia hídrica y comenzó a recibir subsidios para poder sostener a algunos productores y actividades que se habían visto muy afectadas”. 

Sobre las razones que hicieron posible esta sequía, Forte recuerda que ha sido objeto de intensos debates entre especialistas, “y si bien ha habido mucha resistencia a aceptar que la actividad humana pudiera afectar al clima, en los últimos años se dio por asumido porque ya no se puede negar esta situación. En este sentido, se refirió a la emisión de dióxido de carbono producto de la actividad industrial a nivel mundial, lo que, en resumidas palabras, se conoce como “cambio climático”. La crisis hídrica sanjuanina no es una excepción a la regla: “Esta situación de San Juan se repite en Mendoza, en La Rioja, Catamarca, en el norte argentino. Es algo que se ha venido incrementando pero que sin duda también tiene que ver con las actividades de la zona”, amplía Forte. 

La idea de Forte es tratar de explicar, pero sobre todo de entender. Por eso dice: “Mi plan de trabajo y de estudio es hacer un plan hidrosocial, entender cuánta agua entra al sistema y cuánta estamos usando. Y la hipótesis que estamos manejando es que usamos mucha más de la que se está recargando y eso es un problema a largo plazo”. 

–¿Qué tan grave es esta crisis?
–Es muy grave. Y yo creo que deberíamos accionar pronto, cambiar un montón de maneras de vivir y de consumo. Pero sobre todas las cosas también pensar en qué actividades se pueden y no realizar en la zona y ser muy tajantes con eso. Hay actividades que tienen un consumo hídrico muy elevado, como la megaminería, que de paso es agua que no regresa en buen estado al sistema. Y eso es algo a repensar en la zona y en la región. 

–¿Cuál es la perspectiva para el mediano plazo? ¿Hay posibilidades de que San Juan se quede sin agua?
–En el corto plazo hay un uso de un montón de acuíferos que son reservorios importantes y garantizan el agua para la zona. Pero en un mediano plazo, o sea, de acá a 30 años, si seguimos utilizando de la misma manera esos acuíferos, posiblemente nos veamos en una situación muy extrema y de emergencia. Por lo tanto, es un tema para razonarlo bien y tomar decisiones coherentes con ese futuro.  

Josemaría, diez veces Veladero

En los últimos días se produjo una reunión entre la secretaria de Minería de Nación, Flavia Royón y el gobernador Marcelo Orrego (JxC) en San Juan. Según trascendió en la prensa local, el encuentro fue para volver a impulsar la megaminería en general, y los proyectos de extracción de cobre en particular. Informaron que, de los ocho megaproyectos de cobre en cordillera, cinco se encuentran en San Juan: Josemaría y Filo del Sol en el noroeste de la provincia, los cuales afectarían la cuenca del río Jáchal (ya afectado por el conocido proyecto en Veladero que explota Barrick Gold); y El Pachón, Los Azules y Altar, en el centro-oeste y suroeste, en cercanías de las nacientes del río San Juan, principal fuente de abastecimiento de agua en las zonas urbanas del Gran San Juan. En todos los casos el cobre no sería el único metal por extraer; también el oro y la plata se hallan entre ellos, por mencionar los que se dan a conocer públicamente. No debe descartarse que otros tipos de metales también se encuentren en esos yacimientos. 

Las exploraciones mineras también pueden tener un impacto significativo en glaciares y en el ambiente periglacial, porque son ambientes muy sensibles y las tareas de exploración conllevan la alteración del terreno, desde el tránsito de vehículos a los asentamientos humanos de altura, también por la extracción de agua, o la liberación de sedimentos (polvo) o gases contaminantes en el aire que pueden acelerar el derretimiento del hielo de la criosfera.

Faustino Esquivel y Saúl Ceballos son miembros de la histórica Asamblea Jáchal no se toca, creada para oponerse a la explotación de uranio y denunciar los sucesivos derrames contaminantes que Barrick Gold produjo con su mina Veladero. Ahora, esa asamblea tiene cerca otro megaproyecto como el de Josemaría, que, según trascendió en medios promineros, comenzaría su explotación en 2025. El emprendimiento es propiedad de Lundin Mining Corporation de Canadá, y será el de mayor envergadura del país, diez veces superior al de Veladero. Faustino y Saúl enfatizan en que este proyecto se llevará adelante en la zona con mayor sismicidad del país, donde el 27 de octubre de 1894 se registró el “Terremoto Argentino”, como se lo conoció porque se sintió en gran parte del territorio nacional y llegó a zonas de Brasil.

“No está aprobado el impacto ambiental de Josemaría. El problema mayor que ocurre en la provincia de San Juan es que no se respetan las leyes, en la cual el INPRES (Instituto Nacional de Prevención Sísmica), no lo ha aprobado porque dice que es zona sísmica y, por ende, muy peligrosa, para los diques de cola. Entonces, el gobierno provincial qué ha dicho: ‘No, ese es un instituto nacional, así que no corresponde’”, señala Esquivel. “O sea, es una locura total hacer un dique de cola de 200 metros de altura en un lugar donde se encuentra la mayor sismicidad de la República Argentina. Hay una falla geológica justo debajo de donde piensan construir el paredón del dique de cola”, agrega Ceballos.

Otras voces señalan que Josemaría será tres veces más grande que Veladero. Lo cierto es que estamos ante un proyecto imponente en una zona que viola la ley de glaciares en una provincia aquejada por la sequía desde hace más de diez años

La localidad de Jáchal estuvo en los titulares de varios medios nacionales e internacionales en septiembre de 2015 porque fue una de las principales localidades afectadas por derrames de efluentes mineros –solución cianurada, entre otras cosas– producidos en la mina Veladero, propiedad de la Barrick Gold. En septiembre del año siguiente y en marzo de 2017 se conocieron nuevos derrames. Los entrevistados advirtieron que el proceso de cierre de mina, que lleva entre cuatro y cinco años, ya debió haber empezado, pero en 2021 le extendieron la concesión hasta 2031, por lo que de mínima continuarán hasta 2035-36. 

Una lucha estratéfica en el corazón minero del país

Relativamente alejado de la cordillera de los Andes, en las nacientes occidentales de las sierras pampeanas, sobre el centro-este de la provincia, en cercanías de San Agustín de Valle Fértil, ciudad cabecera de la zona, se conoció el año pasado que se encuentra en etapa de exploración –según algunas versiones, próxima a terminar–, el proyecto megaminero Santo Domingo. Desde el gobierno se informó que también se trataría de una mina de cobre aunque no son pocos los lugareños que sospechan que el principal metal a extraer sea el oro. El proyecto es propiedad de Minerales Camino Real, subsidiaria en Argentina de la multinacional Royal Road Minerals. No se descarta que sea vendido para su etapa de explotación. Este emprendimiento se encuentra próximo a dos parajes en el que residen comunidades huarpes: del lado oeste de los cerros, Las Chacras, un paraíso escueto de difícil acceso, a 40 kilómetros, por camino de ripio, de la Ruta Nacional 141, que une a San Juan con La Rioja; del otro lado, se encuentra Chucuma, al igual que las Chacras, un oasis en una zona donde predomina la aridez pero que a medida que se va acercando a San Agustín todo el paisaje se vuelve más tupido y verdoso. 

Florencia Ajjar, vocera de la Asamblea Agua Pura de Valle Fértil, cuenta que la etapa de exploración y cateó finalizó. Abel Villegas, otro de los voceros de la asamblea, agrega que la etapa de explotación estaría próxima a su iniciación. Villegas informa que, en las zonas rurales, donde se encuentran comunidades indígenas huarpes y diaguitas, el principal sustento es la cría de ganado, cuyo destino es el consumo propio, el trueque y, cuando se puede, su venta. Señaló que la municipalidad de Valle Fértil dijo desconocer el asunto aunque en realidad estuvieron al tanto de la exploración que realizó la minera en la zona. Agregó que muchos vecinos se encuentran presionados por el personal político del municipio para no involucrarse en los reclamos. Entre otras cosas, denuncia que “las napas pueden estar cambiando con las exploraciones en curso”, por lo cual no hay que esperar a la explotación para sufrir las consecuencias de la afectación del agua en la región. “Este es el único lugar de San Juan que nos está quedando con agua pura y sin contaminar”, dice Ajjar. Por su parte, Nélida Calivar, de la comunidad diaguita La Majadita, recalca que el “agua es todo” para ellos y que la defenderán. 

El sábado 20 de enero se llevó adelante una ruidosa caravana contra la megaminería y los rompetormentas organizada por la Asamblea Agua Pura de Valle Fértil, que partió a las 8 de la mañana de Marayes, prosiguió por La Planta, vecino paraje abandonado por una minera. Luego le tocó el turno a Chucuma. Astica fue el siguiente pueblo en recibirlos. De ahí pasaron por Las Tunumas para llegar a la principal localidad de la zona: San Agustín de Valle Fértil. Usno, Baldes de Rosario y Baldecitos fueron los parajes que oficiaron de antesala al final del recorrido: el Parque Natural Provincial Ischigualasto, también conocido como Valle de la Luna. Allí se asambleó durante dos horas aproximadamente. A la actividad se acercaron vecinos de la “Asamblea Jáchal no se toca”, de Sarmiento, Caucete, Albardón, San Juan Capital y de varios de los parajes mencionados. Se finalizó cantando "el agua es del pueblo, no de las mineras". Estamos ante una lucha estratégica, pues por primera vez en la provincia varios pueblos se organizan con antelación a la instalación de un proyecto megaminero para evitar su explotación.

Respecto a los rompetormentas, Jorge González, productor ganadero de Sarmiento, informó que, “por un lado, son avionetas que circulan y disipan las tormentas. Y, por otro lado, puntualmente son cañones que tienen como unas antenas que captan la nubosidad del cielo. Y entre más nubes, más seguido es la periodicidad de los disparos”. Estas descargas hacia las nubes se hacen con gas y provocan "un ruido, impresionante", describió. La supuesta función de estos rompetormentas es evitar la caída de granizo, pero quienes los denuncian señalan que, además, disipan las lluvias. Además, González denunció que en su zona tres empresas multinacionales abocadas a la producción de pistacho, granada y olivos están detrás del uso de estos métodos que atentan contra el ecosistema en general. A ello, hay que agregar que vecinos de las localidades del norte mendocino, como en el este sanjuanino, en San Luis, La Rioja y Córdoba también denuncian el uso de los rompetormentas. 

Abrazar al trabajador minero

Todas las voces coinciden en que sociedades empobrecidas, con altos índices de desocupación, subocupación y precarización laboral, son requisitos necesarios para facilitar la instalación de proyectos extractivistas con alto impacto para el medio ambiente, como es la megaminería. En nuestro país los casos están a la vista, no solo en San Juan y en todo el noroeste, sino también en aquellos lugares donde aún se resiste con éxito contra estas tentativas, cuyos casos más emblemáticos son Chubut y Mendoza, donde se protagonizaron puebladas históricas en los últimos años en defensa del agua. 

Franco Chiaramonte es geólogo, fue trabajador minero durante doce años, y actualmente es vecino del paraje Las Tunumas y miembro de la Asamblea Agua Pura de Valle Fértil. Chiaramonte informó que trabajó en la mina Gualcamayo, que se encuentra en explotación al norte de Jáchal, y Los Azules, en la zona de Calingasta, en cordillera y aún en etapa de exploración. “Yo trabajaba en geotecnia y geomecánica, que es el estudio, el análisis y el control de mecánica de roca para generar seguridad estructural en los cerros alrededor de las obras civiles que se construyen ahí”, describió. Agregó que su “labor era de máximo riesgo porque debía ingresar a los lugares de hipersensibilidad estructural de la mina, que era subterránea. O sea, imagínense la importancia de la integridad estructural de las rocas circundantes y del método de explotación para quebrar las rocas en las que estamos habitando, traccionando con los equipos”.

Chiaramonte se refirió a las condiciones laborales en estos proyectos: “Las condiciones son las que estamos acostumbrados. ‘Ponga un poquito más, mi hermano, que ya va a venir el aumento’; ‘cuide la máquina, que la máquina tiene que llegar a fin de mes’; ‘no se olvide de ponerse el casco pero súbase a esa parte, usted que sabe, usted que tiene la maña hecha, tire esa roca’. Esas son las condiciones. Te empoderan desde la experiencia con certificaciones de cursos logrados en tres horas, les generan una certificación que de alguna manera genera cierta expectativa familiar (…) Entonces, generan una expectativa de vida, de progreso y de abundancia que claramente no es”. El entrevistado relató que los accidentes laborales son habituales y que mientras trabajó en Gualcamayo murieron tres obreros, obviamente ante el silencio de los medios de comunicación locales. Frente a la consulta de si hay trabajo sin riesgo dentro de las minas, respondió con ironía: “Para una persona que está en su yate en las Islas Caimán claramente el riesgo disminuye abismalmente”.

El geólogo enfatiza en la necesidad de ver en el trabajador minero a un compañero y no a un enemigo. Recuerda que a él se lo estigmatizó por ser minero e invita a “abrazar al minero. El minero es papá, es mamá, es hermano, hermana. El minero va a buscar pan. Al minero le vendieron el mismo buzón que a mí y compró. Y a veces sin imaginarse otra vida, sigue comprando el mismo buzón”. El entrevistado mantuvo una mirada realista y madura sobre el asunto, y completó la reflexión: “Y por ahí le tengo que decir de verdad que duele mucho cuando compramos a sabiendas. Hubo un tiempo en que yo compraba ese buzón a sabiendas (…) Entonces, desde la asamblea que nosotros formamos yo invito a abrazarnos como pueblo, todos somos pueblo. La minera no es el hermano que opera un camión, que carga explosivos. El minero es una persona que no tiene rostro, que no tiene corazón, que no conoce límites, que vive del otro lado del planeta digitando la vida de un montón de seres, digitando el futuro de las comunidades. No es una persona que se pone un casco, un par de guantes y va a ganarse el pan”. En definitiva, Chiaramonte, a su modo, hizo la elemental separación de responsabilidades entre la patronal, por un lado, y los trabajadores, por el otro.

Las dos diputadas nacionales que responden al gobernador Orrego, Nancy Picón y María de los Ángeles Moreno, al igual que José Peluc, de La Libertad Avanza, votaron a favor de la Ley Ómnibus del gobierno de Milei, diseñada en este aspecto para asegurar mayores facilidades a todos los proyectos mencionados.

El lobby minero quiere eliminar la Ley de Glaciares, y estas diputadas y diputados son el canal para esa modificación. Mientras tanto, San Juan se marchita al calor del cambio climático y bajo la batuta del personal político que sostiene a este régimen de contaminación y explotación que pone en jaque a la humanidad. Las voces de la resistencia son un aliciente ante un panorama sombrío, si no se hace un cambio rápido y profundo al respecto. Algo que, al menos en estas semanas, parece lejos de concretarse.  
 

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