Disparar aunque cueste una vida

por Gioia Claro y Fabricio Cardelli
31 de mayo de 2021

Un vecino de 62 años con problemas psiquiátricos fue asesinado en su casa de Lago Puelo, Chubut, por la Policía en un supuesto enfrentamiento a tiros. Versiones oficiales para tapar la violencia, blindaje mediático y múltiples sospechas sobre el accionar represivo en la provincia.

(Desde Chubut.)

El GEOP (Grupo Especial de Operaciones Policiales) mató de un tiro en la cabeza a una persona mayor que padecía problemas psiquiátricos. Ocurrió en el paraje Las Golondrinas, en la Comarca andina, el jueves por la mañana. Según justificó el ministro de Seguridad de Chubut, Federico Massoni, al llegar el GEOP “se encuentra con una persona que abre fuego contra ellos y no quedó otra alternativa que neutralizar esta amenaza para los efectivos y para terceros”. Luego sostuvo: “Es lamentable el final pero por suerte no tenemos ningún herido”. Pero a familiares y vecinos, la versión oficial les generó dudas y reclaman que el hecho sea investigado a nivel nacional. 

El miércoles pasado, la Policía de El Hoyo recibió una denuncia sobre una persona que desde su chacra efectuaba disparos al aire y en dirección a viviendas vecinas, con riesgo para sus habitantes. Al hacerse presente la Policía y constatar los disparos, decidieron replegarse y efectuar la presentación correspondiente en la Justicia. El fiscal Carlos Díaz Mayer ordenó el allanamiento efectuado por el GEOP, que cerca de las 10:30 del jueves irrumpió en la propiedad y, presuntamente luego de un tiroteo, mató a Martín Alejandro "Tino" John.

Tino, de 62 años, integrante de una familia conocida y querida por muchos en la Comarca, padecía de problemas de salud mental. Su familia, que lo acompañaba en su tratamiento, niega haber sido notificada del procedimiento policial. “A mi papá lo asesinaron –denuncia su hija–. Estamos esperando que nos presenten las pruebas y filmaciones del GEOP y esperamos que se investigue. El operativo en todo momento fue irregular. Pero vamos a esperar a acceder a la información para saber qué pasó”. 

“El protocolo de Massoni para el uso de armas de fuego en Chubut es una apología de asesinatos”, denunció la Comisión Contra la Impunidad y por la Justicia de Chubut.

Hoy asesinaron al amor de mi vida. Y voy a tener fuerza solo para investigar cómo 25 personas del GEOP entraron a mi casa, mataron a Tino de un tiro en la cabeza y me ataron a mí durante una hora sin decirme qué había pasado con él. Recién cuando vino la fiscal (Barrionuevo) me desataron y mostraron la orden de allanamiento. Acabo de venir del hospital de Puelo para que constaten mis lesiones en las muñecas”, fue el mensaje que hizo circular Claudia, la pareja de Tino, el día del asesinato. 

 

La Doctrina Massoni

Este hecho se añade a la lista de antecedentes de violencia institucional que caracterizan a las fuerzas de seguridad del ministro Massoni, entre las que se cuentan detenciones ilegales, persecusiones a activistas y hostigamiento a la población civil. Varias de estas irregularidades confluyeron en el pedido de juicio político al ministro intocable del gobernador Mariano Arcioni, que la Legislatura provincial ha decidido no tratar. 

Además, pesa el antecedente del CELS y la APDH, quienes señalaron a Chubut por mantener vigentes protocolos de uso de armas de fuego que “promueven la violencia y ponen en riesgo a la sociedad toda, también a las fuerzas de seguridad”. El espíritu de estos protocolos fueron copiados de proyectos de Patricia Bullrich cuando estaba al frente del Ministerio de Seguridad, en el Gobierno de Macri.

"A mi papá lo asesinaron", denuncia la hija de Tino sobre lo que sucedió con el grupo policial GEOP en Lago Puelo.

Este señalamiento también fue expresado en un comunicado firmado por la Comisión Contra la Impunidad y por la Justicia de Chubut: “El protocolo de Massoni para el uso de armas de fuego en Chubut es una apología de asesinatos”. Allí señalaban: “La Resolución N° 145/2020, publicada en el Boletín Oficial Provincial (N° 13530 AÑO LXIII, del 11 de noviembre de 2020, bajo la denominación de ‘Protocolo para la utilización de las armas de fuego en situaciones complejas con armas blancas’) alarma y preocupa pues a simple vista supone la habilitación para matar solo por presunción”.

La denuncia también expresaba: “En su Anexo hay una serie de artículos inconstitucionales, pero en particular el Artículo N° 6 y varios de sus incisos representan un riesgo de muerte para la población. Por mencionar solo dos: ‘Artículo 6 Inc. b) cuando el presunto delincuente posea un arma letal, aunque luego de los hechos se compruebe que se trataba de un símil de arma letal’; ‘Artículo 6 Inc.  c) cuando se presuma verosímilmente que el sospechoso pueda poseer un arma letal’”.

A criterio de la Comisión, el protocolo “pone en manos del efectivo policial la responsabilidad del uso de la fuerza y de las armas basados en su mera subjetividad” y “corrompe absolutamente los principios de proporcionalidad, legalidad y progresividad en el uso de la fuerza”

No es un detalle que los medios tradicionales hayan repetido sin tapujos la información que les llegaba de la Policía.

 

Alguien miente, alguien oculta

A poco de tomar estado público el caso, representantes de los municipios de Lago Puelo y el Hoyo hicieron hincapié en la existencia de “dudas muy graves sobre estos hechos”, a la vez que reclamaron que “es urgente y necesario que se brinde información oficial a la familia y a la comunidad”.

A su vez, lxs vecinxs del paraje rural circularon un comunicado en el que exigieron “la inmediata investigación del hecho y la explicación clara”. Allí dicen: “Nuestra zona se ha visto atravesada por una catástrofe y entendemos que ninguno de los vecinos estamos reparados aún, y -sin justificar ningún acto violento- entendemos que de ninguna manera la intervención puede ser la de exterminar a un vecino”. Y reclaman una investigación nacional “sin vicios”.

No es un detalle que los medios tradicionales hayan repetido sin tapujos la información que les llegaba de la Policía. Así, utilizaron la palabra “abatieron” para decir que oficiales del GEOP habían asesinado a este vecino, un término que recuerda a los eufemismos que utilizaba la prensa adicta sobre asesinatos cometidos en la última dictadura militar. 

"25 personas del GEOP entraron a mi casa, mataron a Tino de un tiro en la cabeza y me ataron a mí durante una hora sin decirme qué había pasado con él", publicó su pareja en un mensaje que se viralizó.

La fiscal Débora Barrionuevo ordenó a la Policía Científica que lleve a cabo diversas pericias, a fin de determinar si no hubo un exceso en el uso de la fuerza por parte del GEOP durante el operativo de allanamiento dispuesto por la Justicia. El viernes pasado, integrantes de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (Apdh) realizaron una presentación judicial por el accionar de este grupo policial. El pedido tiene como objeto el resguardo de la prueba por parte de los responsables de la investigación y, además, que dicha investigación, al igual que la autopsia, sea llevada adelante por una fuerza ajena a la Policía de la Provincia de Chubut.

En la mañana del lunes hubo una concentración frente a la Fiscalía del El Hoyo para “reclamar justicia por Tino” y “exigir juicio y castigo a los asesinos”. Pese a las justificaciones oficiales y la cobertura mediática, en la Comarca tienen firme una sospecha: “Fue un homicidio”.

 

Un testimonio clave

Claudia Costa Basso fue la pareja de Tino durante los últimos 15 años. En una entrevista para FM Patagonia Andina, radio de El Bolsón, relató lo que sucedió el jueves 27, cuando ejecutaron a su compañero de vida de un tiro en la cabeza:

Cuando estaba a más o menos 300 metros de la casa vi unos bultos y pensé que eran jabalíes. Entonces lo llame a Tino y me dijo “Ahí salgo a buscarte”, “Sí, por favor, porque me da miedo”, le contesté y seguí caminando. Y veo que esos bultos se meten en la cuneta y un traje militar. Pasé caminando delante de ellos mirando hacia adelante y Tino me estaba esperando al lado de la casa con Bruno, el chico que lo estaba ayudando a hacer el galpón. Y de repente escucho “Señora, señora” y ahí me dió miedo y me acercó a Tino. Ni un beso le alcancé a dar, y le dije que nos metiéramos adentro. Entramos con Tino y a Bruno le perdimos el rastro. Alcancé a dejar a la perrita en la pieza y miré para el costado y entraban dos camionetas. Y de golpe, se abrió la  puerta y entraron como 20 personas con casco, con fusiles y armas, a los gritos. Tino agarró el rifle y se fue para arriba. Yo le agarre la mano y me dijo “Quédate ahí”. Los tipos gritaban y no me acuerdo si ellos dijeron su nombre o algo o “dónde está” y yo les dije “afuera”, para que se vayan. Tiraron las puertas de la habitación a las patadas. Yo estaba en la escalera queriendo ir para arriba y me agarraron: me pusieron en el living y me pusieron precintos. Me tiraron los brazos para atrás, la nuca para abajo y me precintaron. Y ahí se escuchaban balas, y de golpe se escuchó silencio.

Nadie se identificó. Entraron, hicieron lo que hicieron y se fueron. Estaban vestidos de verde, entiendo que eran del Geop. Después llegó la policía de El Hoyo, que nunca más me la voy a olvidar: pusieron una mujer y un tipo, que fueron los más sádicos del mundo porque yo gritaba “¿Que hicieron con mi marido?” y no me contestaban hasta que en un momento me dicen: “No podemos hablar, porque estamos esperando a la fiscal”. La esperamos una hora con un montón de policías ahí adentro, no sé lo que hicieron pero yo les pedía llamar mi hermana o que lo hagan ellos, porque mi teléfono estaba en el bolsillo y yo seguía atada. Me dijeron que si no me quedaba tranquila me iba a ir peor, y no me dejaban acercarme a la ventana. 

Cuando ven por la ventana que llega la fiscal finalmente me sueltan. Ella nunca me vio atada ni supo que no me dejaban llamar a mi familia, ni a los hijos de Tino, ni a mi abogada, ni a nadie. Fueron muy sádicos. Me trataron como si fuera una delincuente. Media hora después aparece un policía y me dice: “Acá tiene la orden de allanamiento”. Yo le digo: “¿Usted me está tomando el pelo a mi? Quiero saber qué pasó con mi marido”. El policía me pide mis datos y yo le contestó que primero quiero saber de mi marido. Entonces me pide la clave de wi-fi para hablar con alguien. Del otro lado del walkie talkie llegó a escuchar que le dicen que hay que confirmar la muerte. 

La policía no dio la voz de alto en ningún momento. La cuneta estaba a 15 metros más o menos de donde estaba Tino paradito con el ayudante, y no tenían ningún arma. ¿No hubiera sido el momento de decir “Atención Policía o algo asi?” Por lo que yo entiendo, si tenés una orden de allanamiento, la das antes de entrar a una casa y no después de haber matado a alguien. Podrían haber golpeado la puerta. Yo no entiendo este ataque feroz. Lo fusilaron. Después  me enteré que le habían dado un disparo en la cabeza. Son fuerzas especializadas… ¿Dónde estudian? Porque si tenés que neutralizar a una persona que no es delincuente, que estaba alterado y estaba tirando tiros el día anterior, podes tirarle a una pierna, supongo. Porque aparte estos cobardes entraron de a 20 al cuartito donde estaba Tino y le tiraron una bomba lacrimógena. Él tenía un rifle pero le tiraron con bombas: parecía el ataque contra Bin Laden. 

A mí se me terminó todo. No entiendo la vida sin Tino. Ahora yo voy a sacar fuerza y como dije el día que lo mataron hasta la ONU no paro. Primero por Tino, aunque no voy a tenerlo nunca más. Segundo, para hacerle un poquito de justicia. Tercero porque lo asesinaron y no tenían por qué asesinarlo. No voy a parar. 

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