Bayer (siempre) cumple

18 de febrero de 2025
Revista Cítrica

Un día como hoy nació Osvaldo Bayer. Aunque ya no esté en este plano de la existencia, tenemos motivos para seguir celebrándolo y aprendiendo de él.

Osvaldo Bayer siempre cumple, no importa cuándo lean esto.

Nació el 18 de febrero de 1927, circunstancialmente, en Santa Fe. Su vida aventurera lo llevó por varias latitudes, pero sin dudas el porteño barrio de Belgrano fue el centro de gravitación más relevante. Allí se mudó la familia a sus ocho años y allí residió el inolvidable escritor, historiador y periodista durante más de 80 temporadas de su estadía en la tierra, hasta su partida el 24 de diciembre de 2018. Tenía 91.

En una de nuestras visitas a “El Tugurio”, como su amigo Osvaldo Soriano le había apodado a la casa de la calle Arcos, le preguntamos por la época más feliz de su vida. Osvaldo respondió sin dudarlo: “De los 15 a los 18, aproximadamente. Estaba muy metido con la música, la poesía, y con el amor. Después de esa época lo que ocurre es que aparecen las obligaciones. Pero ese tiempo es maravilloso, fue el de aprender música, el de tocar el piano. Una etapa de apertura. Y la de la cultura, como una herramienta política. También recuerdo los hermosos tiempos de cuando era niño. Cuando iba descubriendo las cosas. Aquí en el barrio. Lo que era la amistad. Nací en Santa Fe y a los ocho años me mudé a esta misma casa. Fueron 82 años casi en este mismo lugar”.

Pensar la cultura argentina sin Osvaldo Bayer es omitir un pedazo grande de la Historia, disciplina que cultivó con compromiso y pasión hasta el final de sus días. Es que Osvaldo escribió siempre pensando en los sectores invisibilizados: los pueblos originarios, los peones rurales, la clase trabajadora sin voz. 

Osvaldo anhelaba un mundo distinto. Más justo, más equitativo. Una sociedad “sin clases ni pobrezas”. Sin dictaduras, “ni siquiera la del proletariado”. Socialista libertario, anarquista, siempre se encargó de advertir los peligros de todo sectarismo o dogmatismo de quien se erige “como juez de la historia”.

Para recordar su legado y no perder de vista lo que tiene para enseñarnos todavía, van algunas reflexiones que guardamos en los grabadores y el corazón:

Anarquismo. “Desgraciadamente, la conformación poderosa del capitalismo y esta social democracia burguesa, más el poder del bloque comunista, hizo casi desaparecer al anarquismo. Ser anarquista en estos tiempos es una especie de mala palabra. Se cree popularmente que se trata de un tira bomba, un saboteador, o que se niegan a trabajar, pero eso es una gran mentira. Basta ver lo que fue el anarquismo en Argentina, que dio comienzo al movimiento obrero. Que luchó y obtuvo las 8 horas de trabajo. El anarquista de hoy debe comprender a la sociedad, comprender a la gente, conversar, tratar de convencer. Enseñar principalmente, a través de la experiencia de uno, que tras tantos años vividos y con tantas corrientes políticas que hubo, ninguna trajo alguna solución”.

Cooperativismo. “Las cooperativas son el primer paso hacia el futuro. Se trata de ir aprendiendo el trabajo comunitario, llevando a cabo ese lema de 'todos para uno y uno para todos'. De esto se trata el principio del socialismo. Creo que realmente deberíamos propender a eso y terminar con el capitalismo que es lo más injusto y lo más irracional. Eso de que todo el dinero sea manejado por una o dos personas, o por tres o cuatro empresarios, y todos los demás estén a las órdenes de ellos. Cuando en verdad las ideas pueden llevarse mucho mejor en un plano de asamblea, en un plano social. Yo siempre he apoyado las cooperativas'. 
Democracia. “Seguimos teniendo villas miserias, niños con hambre, desnutridos. O sea que los argentinos no somos capaces de alimentar siquiera a nuestros propios niños. Y vemos el fracaso de todos los partidos políticos. No resistieron a las dictaduras militares, el pueblo no salió a las calles a defender sus gobiernos de turno. El 17 de octubre fue una gran concentración popular, pero cuando fue el verdadero peligro de las armas, la gente no salió a las calles. Todos nuestros presidentes huyeron, algunos lo han hecho en forma patética. Es decir que no hay ningún talento democrático de defender la democracia. Y el hecho de que hayamos llegado a una dictadura con desaparición de personas, habla del fracaso total de nuestras democracias. Ni el radicalismo ni el peronismo se interesaron por democratizar al Ejército”.

Fútbol. “Es un hermoso deporte. Uno puede hacer su propia filosofía sobre el fútbol, eso es lo lindo. Tiene varias aristas. Es como en el socialismo: en un fútbol socialista, todos juegan por todos, por el equipo. Y por los hinchas. Eso es fiel a un deporte comunitario. Pero después me desencanté. Ahora está muy vendido, muy ‘mercado’ y se ve poca rebeldía. Siempre me ha gustado Marcelo Bielsa. Por cómo desplaza al equipo y cómo le da velocidad al juego. Y además, porque tiene una gran personalidad, y es uno de los pocos que no se vende”.

Periodismo. “Cuando arranqué con el periodismo pensé y me dije: yo quiero ser historiador y hacer ensayos al respecto, pero voy a hacer periodismo durante unos dos años para adquirir un estilo muy claro para mis investigaciones y así terminar con ese estilo académico que suelen tener los textos de trabajos sobre historia. O sea que se puede decir exactamente lo mismo en un idioma claro y periodístico, y sin poner términos academicistas. Trabajé un año y medio en el diario Noticias Gráficas y me ofrecieron ir al diario Esquel de la Patagonia. Estuve al frente del diario, pero cuando vi el trato que se le daba a los pueblos originarios de allí, donde eran explotados literalmente, empecé a escribir a favor de los pueblos originarios. Y ahí duré poco, el propietario me llamó y me dijo que eso no se podía escribir. ¿Cómo que no, si es la verdad?, le dije. Finalmente me echó la Gendarmería. Me acusaron de doble tentativa de homicidio, y eso que nunca manejé un arma”.

Roca. “La Campaña al Desierto fue cofinanciada por la Sociedad Rural. Su presidente era nada menos que el señor José Martínez de Hoz. Por un vale de 4 pesos se le entregaba a los estancieros una hectárea de tierra. A Martínez de Hoz, en el reparto de tierras que hicieron el Presidente Nicolás Avellaneda y el ministro Roca, le tocaron dos millones y medio de hectáreas, por ser presidente de la Sociedad Rural. ¡Vayan a contarlas! Son dos millones quinientas mil manzanas. A todos los demás miembros de la Sociedad Rural, los Pereyra Iraola, los Anchorena, los Unzué, les dieron un mínimo de 500 mil hectáreas. Y de ahí nació el poder de la tierra. Y para los indios comenzó la esclavitud. Otra cosa que no se nos contó. Está en los diarios de Buenos Aires de 1879, y se puede ven en el Archivo General de la Nación, en la Biblioteca Nacional: “Hoy reparto de indios. A toda familia que lo requiera se le entregará un indio varón como peón, una china como sirvienta y un chinito como mandadero”. Se les quitaba los hijos a las mujeres indias, para repartirlos, y para que aprendieran a ser civilizados, en teoría. Todo esto se hizo, y luego de ese estudio que hice decidí que no había que seguir soportando esa historia oficial que tuvimos y tenemos nosotros. Ni tampoco soportar un monumento a Roca que fue hecho por el mismo hijo de Roca, que era vicepresidente de Justo en la década infame. Y los que inauguraron todo, pues, tendrían que ver los apellidos: por ejemplo, los Unzue, los Anchorena, que están agradecidísimos a Roca porque tienen tierras gracias a él. Yo hice durante diez años, todos los jueves, unas clases en el monumento a Roca, en las que muchas veces hubo una concurrencia que lograba parar el tránsito. Y le pedimos al Concejo Deliberante que sacara ese monumento, y yo tuve la idea de que se cambiara el nombre de Roca y que con ese bronce se hiciera un monumento a la mujer de los pueblos originarios”.

¡Feliz cumpleaños, Osvaldo! Gracias por tantas aventuras y por seguir enseñando, no importa cuándo te leamos.