“La cultura del trabajo es la cultura de la explotación”

05 de mayo de 2025
Revista Cítrica

Alfredo grande, médico psiquiatra, psicoanalista y escritor, reflexiona sobre cómo repercute el trabajo, la precarización y el pluriempleo en la salud mental. Una charla donde además, destierra algunos mitos en torno al mundo laboral en No Es Por Ahí, el stream semanal de Posdata.

Reflexionamos sobre cómo impacta el trabajo en la salud mental, qué consecuencias trae el pluriempleo y el pensar en vivir solo para trabajar. El aumento de la precarización laboral a nivel global da cuenta de una progresiva pérdida de derechos. A propósito del primero de mayo, charlamos con Alfredo Grande, psiquiatra, psicoanalista, docente y también periodista de Pelota de Trapo para hablar sobre el trabajo.

- ¿Cómo fue tu primero de mayo? 

- Lo primero que me gustaría decir es que me molesta mucho el saludo de feliz día, eso es aberrante porque nunca fue un día de felicidad, siempre fue un día de lucha y de represión donde quedaron centenares de trabajadores asesinados. Además, cuando se dice feliz día el primero de mayo, no es el saludo de la felicidad en la lucha, es el saludo en el sentido de la felicidad tipo cumpleaños, fiestas, cotillón, muy trucho y berreta. Todo lo que implica el aroma del mandato es sospechoso como por ejemplo el día de la madre, el día de la mujer, todo falopa. 

- Transformaron un día de resistencia y de lucha organizada en las calles en un feriado.

- Absolutamente. Es muy polémico. Yo creo que el pasaje de la hipocresía al cinismo, marca la diferencia entre Millei y el resto. Todo antes de Millei, incluyendo a Menem en el podio, fue hipocresía. Relaciones carnales, todo ese tipo de lenguaje. Con Millei inauguramos el cinismo. Habla y todo el mundo se espanta del lenguaje que utiliza. A mí me parece perfecto, porque es como un basta de careteo. 

- ¿Eso te copa del presidente? 

- Me copa en el sentido de que sería fácil luchar contra él si hubiera voluntad política de luchar. Lo que pasa es que no hay voluntad política de luchar. Millei es el resultado, no es la causa. Clausewitz, un teórico de la guerra, decía que la política es la continuación de la guerra por otros medios, o sea, estamos en guerra desde siempre. Es un bucle de guerras. 

- Es como un “que se vayan todos” pero personificado del 2020. 

- Exactamente, que nos vayamos nosotros. La derecha aprendió mucho del “que se vayan todos”. Aprendió más la derecha que nosotros. Entonces ahora la derecha nos dice: “váyanse ustedes, nosotros nos quedamos”. Y en eso estamos. Escuché que hablaban de los jubilados, yo soy jubilado. La primera represión al jubilado es la jubilación. Cuando la policía te pega o te gasea, es la segunda represión, pero la fundante es el exterminio porque con 300 lucas por mes no podes vivir, el jubilado ya ni siquiera es pobre, es indigente. Y la diferencia entre pobreza e indigencia es que el pobre vive humildemente y el indigente muere humildemente. La indigencia es una sentencia de muerte.
 
- Algo que repiten mucho los jubilados es que no se trata solamente de lo básico como pagar el alquiler, los medicamentos y el alimento, sino que ya no pueden comprarse un libro o ir con sus nietos a pasear. Esa parte está totalmente eliminada en la agenda cotidiana de un jubilado.

- De un jubilado y de un trabajador también. Históricamente, cuando con las ideas socialistas por lo menos se discutían las famosas ocho horas para trabajar, ocho para descansar y ocho para oficios y formarse, hoy ya no existe nada de eso. Todo es sobrevivir. Todo para malvivir. 

- Vos decías en un título que vi el año pasado, ojeando un poco tus trabajos periodísticos en Pelota de Trapo, algo así como que la dictadura nos dejó a Menem y Menem nos dejó a Millei. 

- Si, cuando digo algo siempre se enojan todos, pero lo que digo es que nos recuperamos de la dictadura militar pero no nos recuperamos del Menemismo. Lo dije mucho antes de Millei. Menem era un tipo para fusilar. Menem hizo volar una ciudad, Río Tercero, para ocultar el tráfico de armas. Ese tipo fue indultado por el partido justicialista y por el kirchnerismo y finalmente fue aliado al kirchnerismo. Menem fue el absoluto mal. Era casi un insulto decir Menemismo. Nadie lo había votado, pero ganó. Y entonces apareció Millei, que no es casual, que no es loco, es decir, mejor dicho, no es psicótico. Lo reivindica a Menem, porque dijo ‘vengo a cambiar la historia’. 

- Milei también dice ‘vengo a cambiar la historia’.
 
- Es que la cambia. La derecha cambió la historia y Menem fue mucho antes de las redes, de los trolls, fue farandulero con la Boloco, la Ferrari, era un dandy. Entonces, como no hubo ninguna reacción política al menemismo, más bien hubo continuidad. De hecho, murió como senador vitalicio. Creo que se dieron cuenta de que se había muerto tres meses después porque ni siquiera hablaba.
 
- A propósito de lo que decis, conozco gente que votó a Milei que todavía lo sigue bancando y que cuando Milei metió el DNU y la Ley Base dijeron ‘al fin está terminando lo que Menem no hizo’.

- Exactamente hay una continuidad. La triple M, Menem, Macri y Milei ¿Te acordás cuando Macri ganó en todas las comunas? Era todo amarillo, terrible. Una palabreja que en una época se usaba mucho es la autocrítica ausente sin aviso. Nadie es responsable de nada. Entonces, para mí, un error político grave es transformar a Milei en el mal absoluto. Es un mal, pero no es absoluto. 

- ¿Crees que hay un mal absoluto? 

Si. Todos los que lo trajeron a Milei. Hagamos la lista de todos los que lo trajeron a Milei. Para mí, Milei es un efecto nefasto. Un efecto como cuando das una medicación y el paciente vomita toda la semana. Otra cosa que me parece importante es dejar de hablar de democracia. Basta. Los votos no son licencia para matar. Acá se está matando gente. La derecha ha hecho hace décadas una batalla cultural impresionante. 

- Se que no es correcto diagnosticar a una persona pero Milei algo tiene. ¿Vos qué pensás? Porque dijiste que no es loco y tampoco psicótico. 

- Quizá lo sea. Seguramente algo tiene. Hay grandes personalidades totalmente locas. Incluso la palabra loco se usó para Vicente Zito Lema, el loco Vicente, el loco Morraquito, el loco Corbata, el loco Houseman, es decir, que la palabra loco no es peyorativa. Generalmente es elogiosa. Yo no lo considero mi presidente de ninguna manera, el actual jefe de Estado, el súper topo, debe tener cosas psicóticas en el sentido de que habla de sus perros con cierta filiación como si los hubiera parido, pero el daño que hace no es por eso. Hay muchos psicóticos, incluso internados, que han producido obras maravillosas. Yo soy psiquiatra, por elección psicoanalista, y no le tengo miedo ni a la locura ni tampoco a las psicosis. Momentos psicóticos tenemos todos. Por ejemplo, los homosexuales, pueden ser considerados locos y psicóticos por el psicoanálisis. Ni que hablar del travestismo. Yo era muy amigo de Loana Berkins, fui testigo junto con Diana Maffía para que Loana pudiera cambiarse el nombre. Era todo un trámite judicial. Era una locura, justamente y yo me sentía argumentando boludeces. Realmente, se quiere llamar así ¿Qué problema tenés?.

- ¿Vos fuiste literal testigo para ese trámite?

- Claro, el trámite lo hizo Loana y nombró a dos testigos. A la filósofa Diana Maffía y a mí. Realmente me puse muy contento de que me nombrara. Por una cosa como el nombre, o sea, ni derecho al nombre propio tenían. Es gravísimo. Entonces dije propongo que los heterosexuales también elijan el nombre que quieran. Yo tengo el nombre de un tío borracho y estafador.

- ¿Soles decir que te gusta trabajar? 

- En realidad, cuando se habla de trabajo, se oculta que no es la cultura del trabajo, sino la cultura de la explotación del trabajo, que es distinta. Es más, en los tiempos que se le daba bola a las palabras, cuando se hablaba del trabajo creativo, se hablaba de labor. Incluso hay una bula papal, ahora se llaman labores exerces. Fue toda una maniobra de la Iglesia para tapar el auge del comunismo. La Iglesia tiene dos obsesiones, el comunismo y la sexualidad. Bergoglio en su momento fue un opositor brutal del matrimonio igualitario. A León Ferrari le cerró una exposición. 

- ¿Eso después mutó en ese Papa más progresista?
 

- Mutó es una palabra muy generosa. Lo que pasa es que cuando sos el capo de todos los capos te podés dar lujos. Lamentablemente en esa mutación muchos lo acompañaron. Recordemos que Néstor y Cristina hacían el tedeum en otra provincia para no hacerlo en la catedral de Buenos Aires. Cuando Bergoglio arremetía contra el kirchnerismo por razones espurias, hicieron un tedeum en otra provincia y estaban peleadísimos con Bergoglio. Tanto es así que cuando Bergoglio es Francisco, la derecha sube. Y Cristina, seguramente muy rápido de reflejo, va y lo saluda en el Vaticano.

- ¿Qué pensás del alejamiento del trabajo comunitario y cooperativista de esta época?

-Tuve una cooperativa de trabajo durante 36 años. El cooperativismo cuando nació en Inglaterra en la Primera Revolución Industrial era anticapitalista. Pasaron cosas y terminó siendo un aliado del capitalismo, e inventaron esa frase, que para mí fue el final de mi relación con el tercer sector de la economía, la economía social, de pronto apareció un banco cooperativo, entonces todos estamos en lo mismo. El cooperativismo quedó asimilado al capitalismo. Dicho de otra manera, es una herramienta. Lo central del cooperativismo era una idea muy fuerte que se llama autogestión que Menem la compró e inventó los hospitales de autogestión. Es arreglarte como puedas, el verdadero trabajo, es autogestionado, vos trabajás para vos. Ahora, en el trabajo capitalista, vos trabajás para otro. Por eso, nuestro más importante filósofo, Barrionuevo, dijo, nadie hace la plata trabajando. Y tenía razón. Creo que conviene volver a la diferencia entre trabajo y labor. Este programa que hacemos por ejemplo, es labor. El trabajo es siempre con el sudor de tu frente, y se quedaron cortos, con la sangre y con el páncreas también. 

- Esas cuestiones meritocráticas como ‘hay que romperse el lomo laburando’.

- Por supuesto. Entonces, falta cultura del trabajo porque lo que quieren es la cultura del trabajo explotador, no de la labor.