Garbarino puede dejar a 4.000 personas en la calle

por Revista Cítrica
05 de julio de 2021

El grupo empresario del tesorero de San Lorenzo, Carlos Rosales, debe tres meses de sueldos, tiene deudas millonarias con proveedores y el jueves anunció que iba a cerrar sus sucursales "hasta nuevo aviso". Hoy hubo movilización de trabajadorxs a la Plaza de Mayo.

Los carteles en Plaza de Mayo repiten la consigna: “Garbarino pagá los sueldos”. No es que la Casa Rosada se haya convertido en una sucursal con ofertas de electrodomésticos en cuotas financiadas, pero lo que cientos de laburantes reclaman al centro del poder político tiene un trasfondo pesado: alrededor de 4.000 personas de distintas partes del país están a punto de quedarse en la calle, ya que desde hace tres meses la cadena comercial adeuda sueldos y ha dado varias señales de vaciamiento.

“El jueves, diez minutos antes de que cierren las sucursales, nos informaron que cerrábamos hasta nuevo aviso, que sacáramos nuestras pertenencias porque no se sabían si volvíamos a abrir”, dice Juan Manuel Di Luca, 30 años, encargado de Depósito en una sucursal de La Plata.

A diferencia de las ofertas que se repiten en los medios de tirada nacional y sus portales web, el conflicto laboral que arrastra Garabarino no ha sido televisado. Sin embargo, como el tema se coló en la agenda económica de algunos medios, la empresa anunció que seguirían funcionando las sucursales en horario de 10 a 15.

¿Andará el ministro de Trabajo, Claudio Moroni, en algún despacho de la Rosada como para echar una mirada por la ventana y leer en ese puñado de personas la lógica argentina de empresas quebradas y empresarios millonarios? Tal vez esté el ministro de Turismo y Deportes, Matías Lammens, dispuesto a intermediar para resolver el conflicto. ¿De qué manera? Lammens, vicepresidente 2º de San Lorenzo, comparte Comisión directiva con el tesorero Carlos Rosales, quien compró hace un año el Grupo Garbarino.

Juan Manuel, 13 años de antigüedad en la empresa, ubica en ese punto del calendario el comienzo del conflicto: “Hasta junio de 2020 –que la empresa ya venía mal, muy poca venta y demás– nunca se tocó a los empleados y nunca dejamos de cobrar. Recibimos ATP y Repro. Con el dueño nuevo, Carlos Rosales, la cosa se complicó mucho, porque nos pagaban primero los ATP y a fin de mes te daban el resto del sueldo, cuando debía ser al revés. El 15 te pagaban el ATP y el veintipico te daban el sueldo que correspondía a la empresa, y a veces en cuotas”.

“El jueves, diez minutos antes de que cierren las sucursales, nos informaron que cerrábamos hasta nuevo aviso", dice uno de los trabajadores al que le adeudan tres meses.

Según las revistas que exhiben en vidriera a la clase empresaria, la situación de Garbarino bajo la nueva gestión se convirtió en ejemplar: “La facturación creció un 900% y se logró la reconstrucción del crédito”, decía Rosales meses atrás. Ahora, uno de sus empleados hace su propia lectura: “Empezó un manoseo bastante grave. Lo mismo con los proveedores, con los camioneros, con los fleteros; empezó un vaciamiento de la empresa por endeudamiento con los proveedores. Venían las empresas a traer sus productos y te retiraban la mercadería porque la empresa no pagaba. Así estamos hasta hoy”. Hoy, 5 de julio, se cumplen tres meses sin que lxs trabajadorxs perciban salarios, así como tampoco bonos adeudados ni aguinaldo.

Juan Manuel: “La situación de la empresa asusta porque no tenemos mercadería, no hay sistema de wifi porque lo cortaron, no tenemos servicio de telefonía, también suspendido por falta de pago. El correo interno entre sucursales también fue suspendido, la gente de cobranzas dejó de atender los teléfonos y el área de sistemas dejó de trabajar, porque son tercerizados y aun así nadie toma cartas en el asunto”. En concreto, “si querés comprar algo en Garbarino podés, pero si por ejemplo tenés un error en la tarjeta o hay un bloqueo, no tenemos quién nos destrabe ese problema”.

El Grupo Garbarino incluye, además de las sucursales mencionadas, la división Garbarino Viajes, locales de Compumundo, las ensambladoras Digital Fueguina y Tecnosur y la financiera Fiden. El cuadro de situación actual es complejo: Digital Fueguina está ocupada por sus trabajadorxs, quienes fabrican churros para sostener un fondo de lucha, y la planta distribuidora de Garbarino, ubicada en La Matanza, está bloqueada por camioneros (en algunos casos acumulan facturas impagas por 4 millones de pesos).

En la sucursal de José C. Paz trabaja Alejandro Muñoz, 35 años, que forma parte de Garbarino desde hace seis años: “El sindicato está desaparecido, no responde los mensajes ni deja ver las actas que se firman en el Ministerio de Trabajo”, explica sobre el rol que cumple la Federación de Comercio que encabeza el vitalicio Armando Cavalieri

El Grupo Garbarino incluye también la división Garbarino Viajes, locales de Compumundo, las ensambladoras Digital Fueguina y Tecnosur y la financiera Fiden. Son unxs 4.000 trabajadorxs en total.

Alejandro suma: en 2017 la empresa decidió reducir las comisiones por las ventas y en 2018 les hicieron firmar una “extensión del contrato” que significaba ni más ni menos que flexibilizar las condiciones laborales. Sobre la previa a este presente de incertidumbre, menciona que hubo retiros voluntarios que no fueron homologados, pagaderos en cuotas que nunca se cancelaron.

¿Cómo se hace para visibilizar un conflicto que no tiene apoyo sindical y cuenta con blindaje mediático? Grupos de WhatsApp, redes sociales, acciones directas (como la ocupación de sucursales) y el encuentro en la calle. Como hoy, que marcharon desde las oficinas céntricas de Garbarino hasta Plaza de Mayo.

Dicen que van a seguir en pie de lucha hasta que haya una respuesta para 4.000 familias que hace 120 días no tienen ingresos. Habrá que ver si hay respuestas políticas ante un nuevo vaciamiento empresario. Lo cierto es que nada de esto saldrá al aire de Radio Continental, también propiedad de Rosales.
 

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