Vienen del monte

por Belén Iannuzzi
15 de septiembre de 2018

Más de veinte mujeres wichí del Chaco salteño se organizaron para comercializar sus tejidos de chaguar, que hilan de manera artesanal y tiñen con tintas naturales. Eligieron un nombre, Thañí, una etiqueta y un modo de defender su trabajo.

Luisa tiene el pelo largo, con canas, como las crines de un caballo libre; cuando trabaja, lo lleva atado con un pañuelo rojo. La casa de Evangelina –y Evangelina– es apacible y de puertas abiertas: la abuela se mece, tranquila, mientras sus hijos pequeños juegan con el loro, otros más grandes duermen la siesta en una cama debajo de un algarrobo, guarecidos por un mosquitero rosa chicle. Más allá, Delfina comienza, firme, en su casa, su telar de chaguar recién traído del monte y teñido con tintes naturales. Lo muestra orgullosa: ikhatu (amarillo), ichalaj (negro), itshaj (marrón). Delfina irá creando según pasen los días y la naturaleza le diga, le muestre, se manifieste, le haga sentir.

A Luisa, Evangelina, Delfina y a más de veinte artesanas, de entre 21 y más de 44 años, las une algo más que sus territorios ancestrales: la comunidad wichí de La Puntana, ubicada en el Municipio de Santa Victoria Este, provincia de Salta, en el Chaco salteño, Argentina. Las une algo más que su lengua: el wichí, dialecto del río Pilcomayo y de la zona de la misión chaqueña. Las une la voluntad.

Hacia mediados de 2017, conformaron la Asociación de Artesanas “Thañí” (en lengua wichí: “proviene del monte”), con apoyo del programa “Bosques Nativos y Comunidad”, del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), coordinado por la licenciada en Artes de la Universidad Nacional de Tucumán, Andrea Fernández, y asistida por una mediadora bilingüe.

Las mujeres artesanas nucleadas en “Thañí” realizan tejidos en hilo de chaguar, que hilan de manera puramente artesanal y tiñen con tintes naturales que obtienen de semillas, raíces, flores, hojas, de manera estacional. El chaguar es una fibra natural silvestre que se obtiene de una bromelia, una planta que buscan cuidadosamente en el monte, cerca del río Pilcomayo, el tewok. Todo este trabajo se encuentra atravesado por una profunda espiritualidad, que se expresa en la conexión de las artesanas con la naturaleza y en la realización de piezas únicas, cuya confección fue aprendida de manera ancestral.

Los wichí, etnia pacífica y cargada de riqueza cultural, realizan desde sus orígenes tejidos de redes de pesca y las tradicionales yicas que utilizan para ir de caza y recolección al monte. Los diseños geométricos que realizan y que vemos en sus piezas son abstracciones de fragmentos de los animales del monte o de la vegetación que los rodea.

En la actualidad, se encuentran experimentando también con otros diseños, que hacen dialogar sus tejidos ancestrales con nuevos materiales y confecciones, en el marco de los talleres brindados con el apoyo del INTA desde julio de 2017. El objetivo fundamental de “Thañí” es trabajar en grupo y organizadas para mejorar la comercialización de sus productos, muchas veces desvalorizados por los criollos, quienes los adquieren a precios irrisorios y los revenden a precios que se multiplican por tres o cuatro en las ciudades grandes, como Salta o Buenos Aires.

Las mujeres de “Thañí” se organizan y articulan su trabajo de artesanas con los quehaceres de todos los días: juntar leña en el monte, preparar la comida para los hijos, tener siempre el fuego encendido en la entrada de la casita. Desde que tomaron la opción de organizarse como grupo, no dejaron de funcionar como tal: hablan en su idioma entre ellas y saben que juntas se abre la opción de ir a ferias y obtener un valor económico más elevado por sus piezas que el que reciben de manera individual, que muchas veces termina siendo el trueque por un paquete de fideos.

Ellas eligieron su nombre (“Thañí”), también eligieron la imagen de la etiqueta que acompaña cada uno de sus productos con el nombre de la artesana que lo creó: una mujer en el monte pelando una planta de chaguar. Ellas decidieron que a partir de ahora el precio no lo pondrá el comprador sino que saldrá del consenso del grupo. Ellas eligieron. Ellas decidieron.

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