Sin lugar para los árboles

por Andrés Fidanza
29 de noviembre de 2017

La Legislatura porteña —con mayoría automática oficialista— aprobará hoy la construcción de torres de lujo en La Boca, donde ahora hay un club y un espacio vecinal. El reclamo unánime de vecinos no pudo con la especulación inmobiliaria.

De las 213 personas anotadas para pasar al frente y hablar 5 minutos por micrófono en el salón Juan Domingo Perón de la Legislatura porteña, ni una sola defendió la privatización de 3 manzanas en La Boca. Se trata de un terreno que incluye más de un tercio de un club barrial centenario y muy agreste: el Darling. Un bosquecito deportivo, pegado a la histórica ciudadela boquense de Catalinas. Ahí, en breve habrá torres de hasta 75 metros, en lugar de decenas de árboles, tres canchas de tenis, una de fútbol, y gente de 2 a 90 años jugando a algo. Pese a la falta de consenso social por abajo, el proyecto presentado por el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta se sancionará hoy. La mayoría automática del oficialismo (32 votos asegurados entre los PRO, los lilitos y la banca de Graciela Ocaña) se impondrá nuevamente, al igual que en la primera lectura de la futura ley. Y lo hará sin la necesidad de hacer concesiones ni de negociar con la oposición.

Los mecanismos de participación ciudadana, como la audiencia pública realizada hace tres semanas para debatir la venta de esas tierras, encuentran un límite fijo: la sociedad de la política con el mercado inmobiliario marca el techo de lo conversable. En ese punto de cruce entre la real-politik-inmobiliaria y un discurso modernizante que no admite caminos alternativos, se acaba la curiosidad por la opinión de los vecinos. No existe encuesta online, multiple-choice telefónico, reunión cara a cara con el alcalde o representación comunal capaz de torcer ese rumbo. 

Así, la audiencia pública en el salón Perón se convirtió en una mera formalidad, obligada por la Constitución porteña, previa a la segunda y definitiva aprobación. El gobierno ni siquiera se esforzó en reclutar a alguien que bancara la movida desde el papel del implicado. Ni un vecino, militante, puntero o empleado municipal.

Los únicos encargados de apoyarla, con argumentos más técnicos que pasión, fueron los representantes del oficialismo: el director general de la Dirección General de Planeamiento Urbano del Ministerio de Desarrollo Urbano y Transporte porteño, Mariano Orlando, y el director general de Gestión Inmobiliaria Estatal de la AABE (la Agencia de Administración de Bienes del Estado, ex ONABE), Francisco Sotelo. Por fuera del registro informativo que dominó la exposición, prometieron que las torres servirían para aumentar la seguridad de La Boca. 

El proyecto sólo fue defendido por dos funcionarios del Gobierno. No hubo ni un vecino, militante o empleado municipal que apoyara la iniciativa

Las manzanas a privatizar están sobre avenida Brasil, a pocos metros de la subida a la autopista Buenos Aires-La Plata. Incluyen un galpón ocupado por Vialidad Nacional, más una tercera parte del Darling. Si bien ese sector del club pertenece a la Nación, el Darling paga una especie de alquiler desde hace 37 años, cuando la zona era un baldío lleno de ratas y yuyos.

Durante la audiencia, los funcionarios afirmaron que el 35% de las casi 3 hectáreas sería cedido al real state, mientras que el 65% pasaría a ser de uso público. Pero lo cierto es que ese último porcentaje incluye veredas, retiros de los edificios y hasta aperturas de calles. Los vecinos, en cambio, reclamaron la creación de una plaza y la preservación del Darling, en una zona donde prácticamente no existen los espacios verdes de calidad. 

La Organización Mundial de la Salud recomienda que las ciudades tengan entre 10 y 15 metros cuadrados verdes por habitante; pero en la Comuna 4 (La Boca, Barracas, Parque Patricios y Nueva Pompeya) hay apenas 4 metros. El tercio del Darling en peligro tiene a su vez unos 70 árboles. “Hay eucaliptos, cedros, álamos y un roble tan antiguo como el club”, detalló su presidente, Daniel Calabrese.

La OMS recomienda que las ciudades tengan entre 10 y 15 metros cuadrados verdes por habitante. En la zona donde se planea construir estas torres, hay apenas cuatro

La Agencia de Administración de Bienes del Estado maneja directamente ambos predios, el galpón de Vialidad y el del Darling. Pero necesita un favor legislativo, antes de rematarlos a precio de mercado (inmobiliario): una rezonificación que autorice la construcción de edificios. Así, mediante un acuerdo entre la AABE y el gobierno de Rodríguez Larreta, la Legislatura porteña se convirtió en una escribanía dedicada a multiplicar el valor de los terrenos que el Estado Nacional planea vender. Y son muchas las propiedades a tiro de privatización.

Desde que el macrismo asumió en la AABE, afinó el inventario de inmuebles estatales: pasó de 19.600 a 60.000 terrenos registrados. Por vía de cuatro decretos presidenciales, quedó autorizado a “enajenar” 87 inmuebles, repartidos entre Capital, provincia de Buenos Aires, Mendoza, Córdoba, Santa Fe, Salta y Jujuy. Al momento subastó 19 (15 en Capital), a cambio de 219.662.000 dólares.

Por las hectáreas de La Boca espera recaudar unos 350 millones de dólares, destinados principalmente a financiar obras en marcha. Por ejemplo, los viaductos en los ferrocarriles Mitre, ramal Tigre, y San Martín.

La cercanía de La Boca con Puerto Madero entusiasma a los principales desarrolladores inmobiliarios, como Nicolás Caputo, Eduardo Costantini y Eduardo Elsztain, quien acompañó a Mauricio Macri en su reciente viaje por Nueva York.

Entre esos empresarios, el mecanismo de la cartelización se convirtió en un clásico, ante la reciente ola de privatizaciones. Hace cuatro semanas, en un remate exprés y casi sin competencia, las desarrolladoras Consultatio, de Eduardo Costantini, y TGLT se quedaron con dos terrenos en Retiro, entre las torres de Catalinas y Puerto Madero. Pagaron US$ 80,7 millones, apenas u$s 700.000 por encima de la base estipulada por la AABE. Días atrás, Costantini se quedó con otro terreno frente a Puerto Madero, pagando exactamente el piso preestablecido: 20 millones.

La cercanía de La Boca con Puerto Madero entusiasma a los principales desarrolladores inmobiliarios, como Nicolás Caputo, Eduardo Costantini y Eduardo Elsztain

“Nuestro única meta no es maximizar ganancias. Sí generar ciudad y desarrollo económico, incluso dando tierras para el plan Procrear”, afirmó en un reportaje reciente el presidente de la AABE, el abogado Ramón Lanús. Y ante las críticas por el rol de inmobiliaria estatal que cumple la Agencia, Lanús se atajó: “Son bienes públicos con uso escaso o nulo. ¿Podría ser todo destinado a espacio verde? Puede ser. Pero el contexto actual requiere creatividad”.  

Para el Estado macrista, vender terrenos públicos y crear las condiciones para la construcción de torres encierra una carambola triple: guiño a los inversores, financiamiento fácil y empujoncito a la economía. Pero representa algo más: es a la vez un destino, un progreso y un pensamiento único. 

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