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Jóvenes con Más y Mejor Trabajo

Colectivo La Palta
06 de noviembre de 2013

Acceder hoy al mercado laboral formal resuelta una meta difícil de alcanzar, principalmente, para los jóvenes que no logran terminar sus estudios obligatorios.

Las principales firmas de país, al igual que los estamentos públicos, exigen como principal requisito un título secundario. Esta medida excluye a un gran número de chicos que, por varias razones, debieron dejar de estudiar.

En el año 2008, para hacer frente a la problemática, el Estado puso en marcha el Programa “Jóvenes con Más y Mejor Trabajo”. Este tiene como finalidad aumentar las condiciones de empleabilidad de los jóvenes con menores oportunidades y prepararlos para conseguir un empleo genuino. Como requisito exige a los chicos terminar sus estudios y realizar practicas profesionales, que le permitan especializarse en determinados oficios.

El programa está en marcha en todo el país, por lo que Tucumán no es la excepción. A cambio de capacitarse, los beneficiados reciben una ayuda social de 750 pesos, que le permiten cubrir viáticos, elementos de trabajo, entre otras cosas.

Analía Tomás, licenciada en Trabajo Social, dicta hace dos años el Taller “Orientación e inducción al mundo del trabajo”, que forma parte de programa. Según sus palabras, cada año se encuentra con diversos grupos de jóvenes, que llegan predispuestos y buscando contención. Además agrega que “la finalidad del proyecto es orientar a los chicos a fortalecer en sus cualidades, valores, virtudes, hacerlos sentir importantes frente a la vida, que todo ser humano puede alcanzar sus metas y que ellos tienen todas las condiciones”.

Mediante la implementación de esta política pública, el Estado logra ayudar a jóvenes como Gustavo. Él es alumno de Analía y recién ingresa al programa. Dejó sus estudios a los 16 años, época en la que se convirtió en padre. Sus papás, cuenta, atravesaban entonces una situación económica crítica, que lo llevó a buscar empleo para solventar los gastos de su bebé. Trabajó de ayudante de albañilería, en un taller mecánico y en una carpintería, pero nunca consiguió un trabajo seguro y estable. Cada vez que buscaba un empleo, la falta de estudios le jugaba en contra y el “te estamos llamando” se volvía eterno.

Hoy él puede terminar sus estudios y destina la ayuda social para su hijo. Además, según comenta, puede capacitarse en informática, atención al público, herrería y carpintería, lo que le posibilita generar una fuente de ingreso alternativa e independiente. “Estar en el programa te deja muchos mensajes. Trabajamos con buena gente y aprendes también de tus compañeros, de experiencias de vida, porque no todos tuvimos la posibilidad de terminar el secundario. Solo espero terminar de estudiar para conseguir un trabajo seguro”, reflexiona.

El programa incluye a beneficiarios que parecen estancarse en la última etapa. Tal es el caso de Carmen, quien hace dos años terminó el cursado del secundario adeudando dos materias. Para recibirse debe aprobarlas pero al hacerlo ya no será contemplada por el proyecto. Con toda sinceridad comenta que lo que no deja avanzar es el miedo y la incertidumbre de lo que vendrá. El saber si conseguirá un trabajo después de esto.

Como explica Analía, los jóvenes deben “ponerle actitud a todas las cuestiones de la vida. Hacerle frente con fortaleza y aprender, por sobre todas las cosas, que es un proyecto que ellos mismos construyen.” Además resalta que “también deben hacerse cargo de las elecciones que hacen porque todos tenemos la posibilidad de elegir y somos los únicos responsables”.

Un programa esta en marcha y puede cambiar la vida de muchos chicos. En Tucumán existen varios jóvenes, como Gustavo y Carmen, que encuentran en esta política pública la contención que necesitan y la preparación para ingresar al mundo laboral. Solo queda redoblar la apuesta e incluir a los chicos que aún no fueron contemplados.

Por: Exequiel Reinoso
[email protected]