Deseo de pensar

A los 71 falleció el filósofo, docente e investigador Jorge Dotti, especialista como pocos en Filosofía Política. Aquí un colega de la Universidad de Buenos Aires recuerda su seriedad en el ejercicio del pensamiento, para nada reñida con la humildad y generosidad de quien formó estudiantes durante 40 años.

Por Rodrigo Páez Canosa

Si bien la filosofía y el Estado parecen fenómenos eternos, quizás no puedan resistir ni a la muerte ni al tiempo (si es que no son la misma cosa). La filosofía vive en aquellos que la practican seriamente, el Estado en su capacidad de imponerse por autoridad. Con la muerte de Jorge Dotti, filosofía y Estado han dado un paso más hacia su final. Sin duda el destino de cada uno de ellos no depende de una persona singular, pero la figura de Dotti tuvo la capacidad de condensar en su práctica filosófica y en su pensamiento del Estado una modalidad específica de llevarlos adelante que se encuentra en vías de desaparecer y que, con su muerte, vuelve inevitable la certeza de que una época ha llegado a su fin.

 La altura de su práctica filosófica no se hallaba principalmente en la erudición y la excelencia académica, cualidades en las que sin embargo sobresalía, sino en un ejercicio del pensamiento sin concesiones. Nunca cedió ante la comodidad de lugares comunes vigentes en la opinión pública o el ámbito académico. Esta forma de radicalidad tenía una intensidad específica en su figura: no sólo se expresaba en sus puntos de vista teóricos, sino también en su práctica. En la forma de dictar clases y relacionarse con sus alumnos y colegas se manifestaba su vocación por el pensamiento. Frente a la liviandad en la que hoy circulan las opiniones, Dotti ejerció la filosofía como un modo de vida y mantuvo un vínculo existencial con sus puntos de vista.

La altura de su práctica filosófica se hallaba en un ejercicio del pensamiento sin concesiones.

 Aún cuando dedicó la mayor parte de su obra a la academia, a la que reconocía como su principal ámbito de intervención y responsabilidad, no la consideraba un modo de acceso privilegiado al pensamiento. No reparó nunca en méritos académicos, sino que privilegió la seriedad y la disciplina ligada al deseo de pensar. Lo hizo con sus alumnos y también con aquellos que trabajamos bajo su dirección e influencia. Encarnó el verdadero magisterio, aquel que produce un vínculo férreo con el estudio y su objeto sin imponer las propias lecturas e intereses. De allí que sus discípulos transiten hoy espacios diversos, y ejerzan el pensamiento bajo formas muy distintas, dentro y fuera de la academia y, sin embargo, pueda reconocerse en todos ellos su impronta.

Su mayor preocupación fue el Estado. Tenía plena consciencia de la crisis terminal que lo atravesaba y eso lo llevó a reforzar la necesidad de pensarlo a fondo. Nunca se desentendió de la coyuntura política, pero su manera de asirla fue no dejarse dominar por ella. Su estatalismo sin fisuras lo condujo muchas veces a posiciones incómodas para muchos, porque rechazaba la inconsistencia de aquellos que celebran un Estado impotente. Su obra escrita y docente fue en muchos sentidos un pequeño pero firme intento de retrasar la muerte de ese Dios mortal. A sus lectores, alumnos y colegas nos generó la inquietud por repensar el Estado, y abordar su estudio desde una perspectiva que hoy resulta excepcional: el punto de vista estatal clásico que va de Hobbes a Hegel y Schmitt.

Dotti ejerció la filosofía como un modo de vida y mantuvo un vínculo existencial con sus puntos de vista.

Quienes integramos sus círculos extrañaremos su humildad, afecto y enorme generosidad. La universidad se ha vuelto sin él un lugar más hostil. En la filosofía política y del Estado deja una marca fundamental e indeleble que es preciso mantener viva. Lo inesperado de su muerte ha dejado intacta su mayor enseñanza: una forma filosófica de vida que combinó del modo más perfecto el pensamiento y la amistad.

©2024 Revista Cítrica. Callao 360, Ciudad Autónoma de Buenos Aires - Argentina - Editor responsable: Cooperativa Ex Trabajadores del Diario Crítica. Número de propiedad intelectual:5313125 - [email protected] | Tel.: 45626241