A los golpes respondemos con abrazos

por Revista Cítrica
10 de abril de 2017

A pocas horas de la represión a los docentes en Congreso, hablamos con Juan Manuel Mauro y Miguel Acuña, los maestros detenidos, después de ser golpeados por la policía. 

En este mundo insólito donde los medios de comunicación justifican lo injustificable, en donde a la represión se la llama con eufemismos y donde el Estado ausente se hace presente solo para demonizar y golpear, no es extraño que el diálogo con un docente se desarrolle en un hospital. Desde allí nos habló esta tarde Juan Manuel Mauro, uno de los maestros detenidos el domingo por la noche, después de ser golpeado por la policía. 

¿Por qué estás en el hospital?

Ayer me golpearon bastante cuando me llevaron detenido, a mí y a mis compañeros. Me agarraron tres efectivos, me tiraron al piso, me pegaron en la cabeza, me esposaron. Me tuvieron contra el piso, y con oficiales arriba mío, hasta que me llevaron al patrullero. Estoy golpeado por todos lados.

¿Cómo se inició la represión?

Nosotros estábamos junto a compañeros de Ctera, armando la escuela itinerante frente al Congreso, el domingo por la tarde, en un espacio público y sin cortar el tránsito. Pasó la policía, sin mayores inconvenientes, hasta que después vino gente de Espacio Público del Gobierno de la Ciudad junto a la Infantería de la Policía de la Ciudad, y sin mediar palabra, dieron la orden de formarse y avanzar. De hecho estaba la legisladora porteña Lorena Pokoik, y hablaba con el jefe del operativo acerca de cómo iban a proceder. Y cuando avanzaron le pasaron por arriba, la tiraron al piso, la pisotearon. A mi compañero lo agarraron dos personas de civil y dos efectivos, también lo tiraron al piso, lo golpearon, nos gritaban que nosotros no éramos docentes. Después nos llevaron a la comisaría con una acusación de hurto, de lesiones y resistencia a la autoridad.

Pero como comprobaremos ya por la noche -al verlo personalmente- Juan Manuel es un hombre pequeño (de altura) y no se resiste a la autoridad. Por eso cuando le avisan que es el turno de pasar para que lo revise el médico acata la orden y nos dice un "Hasta luego, cuando salga la seguimos".

Una hora después, de vuelta al teléfono, Juan Manuel nos comenta que a él y a su compañero les hicieron tomografías y placas en los brazos. Que habrá que esperar los resultados. Su compañero es Miguel Acuña, con quien comparte la escuela y recorrió comisarías el domingo por la noche. Mientras se organizaban para montar la carpa itinerante cada uno estaba por su lado, en distintos lugares de la plaza, pero la policía quiso llevarse a ellos dos. A los compañeros. Hasta en las casualidades hay cinismo: la policía molió a palos a varios. Pero esposó solo a ellos. Dos maestros de la villa, de la 1-11-14, en el Bajo Flores. "Somos compañeros de toda la vida, laburamos juntos, militamos juntos", nos contará Miguel por la noche.

¿Cuánto tiempo estuviste detenido y cómo te trataron?

Al principio, durante el conflicto, nos cagaron a palos, nos verduguearon, nos hacían de todo, nos decían que nosotros no éramos docentes. Cuando entramos a la comisaría, ingresamos con acusación de hurto y lesiones, y fue así hasta que se clarificó toda la situación y comprobaron que éramos docentes. Después de eso nos trataron bien. No nos pusieron en la celda. Cuando nos llevaron a la Metropolitana ya estaba el defensor del pueblo, Alejandro Amor. Y ahí el trato fue cordial.

Después de pasadas las horas, ¿qué sentís acerca de lo sucedido?

Siento mucha bronca, mucha impotencia, mucha tristeza. Esta acción que íbamos a iniciar ayer, una puesta de la escuela itinerante, tenía que ver con buscarle la vuelta sin abandonar la lucha, con los pibes en el aula, y nos la devolvieron con una represión brutal, con una causa penal. Y me da mucha bronca, y mucho miedo. Sentimos mucho miedo cuando nos llevaban de un lado a otro sin decirnos a dónde, cuando nos estaban acusando de un robo y de lesiones a la policía. La verdad es que la pasamos feo. Tuvimos miedo en algunos momentos, y estamos bastante desconcertados de cómo seguir todo esto. La verdad es que nosotros vamos a seguir la lucha con todos nuestros compañeros, colectivamente. Mañana vamos a un paro nacional en repudio a la represión que sufrimos ayer. El miércoles vamos a hacer un abrazo a las 8.30 a nuestra escuela, porque están poniendo en duda si somos o no somos docentes. 

Juan Manuel y Miguel se acercaron después de la revisión en el hospital hacia el Congreso, donde se realizó un acto en repudio a la represión del domingo y para continuar la lucha. Allí, entre la multitud, no pudimos encontrarnos. Así que ya caída la noche finalmente podemos conocernos en la sede de UTE.

Ahí está Juan Manuel respondiendo a las preocupaciones de sus compañeros. Si el forense le registró los golpes, le preguntan y asiente. Por la causa qué les armaron, también le consultan, preocupados. "Parece que un policía perdió el celular y nos echaron la culpa". Ahí también hablamos por primera vez con Miguel, uno de esos tipos grandotes de los que despiertan ternura. Con su físico podría ser patóvica. Pero no, es maestro. Y unos segundos a su lado alcanzan para saber que su corazón es enorme. Se nota que todos lo quieren. Y que él sabe querer. Él se bancó los golpes y tiene marcas en todo el cuerpo. "Tenemos que seguir, quieren frenarnos. Ese el objetivo de la represión", nos dice este gigante con la certeza de que los palos que recibe él son para todos los que luchan. Para los docentes hoy. Pero para todos los que no se dejen pasar por arriba, mañana. Para todos los que reclamen colectivamente, siempre. Y sigue agradeciendo Miguel, a los compañeros, a los periodistas, a todos los que acompañan, a los chicos y padres de su escuela. Y se quedaría agradeciendo y dando sus abrazos de oso a desconocidos como nosotros, sino fuera porque después de toda la vorágine aún le falta dar el abrazo que más quiere: en la casa lo está esperando su hijo. 

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