Gendarmes encapuchados en Zavaleta
Los trabajadores de Cresta Roja fueron ferozmente reprimidos por Gendarmería. Hirieron a 15 personas y se llevaron a dos detenidas. Más de mil puestos de trabajo siguen en riesgo, los empresarios no se hacen cargo de las deudas y la represión es la única respuesta del Estado.
“Negros de mierda, no me van a parar la planta. ¿Se hacen los cancheritos? Yo soy más canchero”, les dijo el gerente de la empresa, Miguel Catalano, a los trabajadores de las granjas de Cresta Roja, mientras sus compañeros estaban bloqueando la planta de la empresa en defensa de los puestos de trabajo. A pocos minutos de estas palabras apareció Gendarmería: “Fue como patear un hormiguero. Estaban por todos lados, eran cientos. Nosotros corrimos, otra no nos quedaba, y nos cruzábamos con la montada y con perros feroces por las vías del tren Roca. Balas de goma, carros hidrantes, perros, la montada en todo el barrio. Nos dieron con todo. Fue realmente una cacería. Los gendarmes se nos cagaban de risa. Nos apuntaban en la cara con las itakas y simulaban dispararnos. Nos decían: ‘Lástima que tengo las balas de goma, con las de plomo ya te hubiese volado la cabeza’", relata Cristian Seemayer, trabajador de Cresta Roja presente en la represión de esta madrugada.
“Están esperando una orden para matar alguno. Y la van a tener porque la ministra de Seguridad Patricia Bullrich siempre aprueba que nos caguen a palos”, agrega Cristian. No es la primera vez que se encuentran con la ferocidad de las fuerzas de seguridad: ya fueron reprimidos en varias oportunidades pero esta vez la cacería estuvo perfectamente planificada. Entraron por todas las latitudes del barrio Quinta Avenida de Ezeiza. Como resultado de esta represión quedaron más de 15 personas heridas, con balas de goma, golpes y mordeduras, y dos trabajadores detenidos.
Los gendarmes se nos cagaban de risa. Nos apuntaban en la cara con las itakas y simulan dispararnos.
Hasta enero de 2018 trabajaban para Proteinsa, una empresa que se había hecho cargo de Cresta Roja tras del conflicto de 2015. Después de meses sin pagar, la empresa se fue y con ella la promesa de indemnizaciones que nunca llegaron. Llevan cuatro meses sin cobrar sus sueldos y están suspendidos. “Es terrible ir a trabajar todos los días sin saber si vas a cobrar o no. Tengo compañeros grandes, con familias numerosas y sin casa propia. Somos trabajadores, dependemos de nuestro sueldo para vivir. ¿Quién nos resuelve esta situación?”, se lamenta Cristian.
La empresa WADE S. A. (de Tres Arroyos) compraría la empresa pero para esa operación pone condiciones: De las 650 personas que trabajan actualmente en la planta 1 de Cresta Roja, solo 180 podrían continuar con sus tareas; y de las mil personas que trabajan en la planta 2 solo 250 personas quedarían. El trabajador Walter Leguizamón considera que este es un plan de desguace: “El Ministerio de Trabajo se haría cargo de que el resto de trabajadores cobre 10 mil pesos por mes hasta junio de 2019, después de eso todos a la calle. Necesitamos que mejoren la propuesta que hacen, no pueden dejar a tanta gente sin trabajo”. Después de 15 días resistiendo en la planta 1, la única respuesta fue la represión: 1500 efectivos de Gendarmería para el desalojo.
No pedimos nada más que trabajar dignamente, no es un pecado.
“Quieren vaciar la empresa y dejar a tanta gente afuera. No pedimos nada más que trabajar dignamente, no es un pecado. Quieren dejar 600 trabajadores en la calle. Una locura que salgas a reclamar y te caguen a palos”. Cristian va ser papá por primera vez dentro de unos meses, vive con su compañera en la casa familiar y no tiene otro ingreso. Pero sabe que puede pelearla. Se lamenta más por sus compañeros con más de 50 años, cercanos a jubilarse y con pocas posibilidades de conseguir un nuevo trabajo. “Ya pienso en eso porque acá no veo futuro. Ya nos estafaron tres veces. ¿Qué vamos a esperar? Todo esto te quita las ganas”.
Walter todavía tiene fuerzas y quiere contagiarlas. No baja los brazos: “Tenemos pensado armar un plan de lucha. Queremos resistir pero veremos cómo. O es en las puertas de la planta o en el Obelisco pero vamos a salir a reclamar por nuestro laburo. Solo queremos trabajar”.
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